29.9.16

De Gómez Beras

Debo a Hilario Barrero la recepción de este libro, Errata de Fe, del poeta y profesor universitario Carlos Roberto Gómez Beras, que nació en 1959 en República Dominicana, pero que vive desde pequeño en Puerto Rico, donde "(re)nació" en 1964. Está publicado en Isla Negra Editores, sello que él mismo fundó en 1993.
Es autor de Viaje a la noche, Mapa al corazón del hombre y La paloma de la plusvalía y otros poemas para empedernidos (que reúne La paloma de la plusvalía, Poesía sin palabras y Animal de sombras). Aún recoge todo lo anterior, escrito entre 1989 y 1992. Llega ahora el citado Errata de fe que agrupa sus libros desde 2012: Heridas como labiosOcho estudios incompletos, Las cosas que perdimos en el fuego y Fe de erratas
Pronto se da uno cuenta de que estamos ante un poeta, digamos, verdadero, alguien que escribe una poesía llena de gracia y, en general, amorosa. De estirpe nerudiana, su voz se abre paso con solvencia y deja por el camino poemas tan logrados como "Errata de fe", "A man and a woman", "Inventario", "Yeats", la serie Ocho estudios incompletos ("pero el amor es vacilante, incómodo e imperfecto"), "El regalo", "Tres consejos para la soledad", "La caída" ("Hoy sé que estoy muriendo", donde, como en "Error", juega con la borgeana enumeración caótica, un recurso que domina y le gusta), etc.
En Fe de errata agrupa un puñado de composiciones que giran en torno a la poesía. Así, "Al lector" ("Lector, acércate, ensayemos a equivocarnos"), "Fe de errata", "La poesía" ("cuando Dios se despierte sudado / de un sueño donde él muere / ese sueño es la poesía"), "Arte poética" (I y II) o el excelente "El escritor y el autor".
"La poesía es la fe", leemos, algo que no desmiente cuanto transmiten los genuinos versos de este libro de libros. 

Inventario

Hoy, como mendigo entre retazos,
He rescatado del ático clausurado algunas cosas:
El licor destilado en cada suspiro que alargabas
Los ocasos cuando convertías nuestros silencios en panes
Las vocales de tu nombre donde se mecían mis deseos
Tu mirada que me reconocía entre el opio de la nostalgia.
Hoy, ha sido un gran día para la muerte.
Mañana, resignado, esperaré la vida y su venganza.