20.4.16

Insomnio

Anestesia, editado por el sello canario Baile del Sol, es el primer libro que publica Inaxio Goldaracena (Pamplona, 1975), si bien confiesa que guarda en el disco duro de su ordenador (antes, cajón) dos inéditos ya premiados en concursos. Además, sabemos que modera una tertulia en la librería Katakrak de su ciudad natal, que es autor del blog Halcón de la noche y que sus poemas están incluidos en algunas antologías.
El libro tiene prólogo, no haría falta decirlo. De Isabel Bono. Con ser poético, digamos, me ha gustado y dice cosas atinadas acerca de él, que es para lo que se colocan esos textos delante de los poemas. Además, está muy bien escrito, conviene señalarlo. Alude entre líneas al miedo, sentimiento muy presente en estos versos, de ahí que escriba: "El camino hacia el lobo es el fruto de los poetas". Otro símbolo inevitable aquí es la noche. Y en la noche, el desvelo, por eso he titulado esta nota con la palabra insomnio. Este lector, partidario de la luz y de la poesía solar, no puede sino reconoce el acierto con el que ha llevado ese asunto, que, por manido o tópico, podría haber dado en más de lo mismo. Y no, la angustia y la aprensión por vete a saber qué se palpa en todos y cada uno de los poemas que componen este ajustado y bien medido libro que nada tiene, o eso me parece, de primerizo.
El adulto asustado es también el niño despavorido aquejado de temores nocturnos que esconde su espanto debajo de las sábanas. El de las obsesiones (título de un poema) que, a pesar de todo, "sigue vivo". El que, "Los ojos firmes en un rincón", está encerrado en "una habitación oscura / y el océano al acecho", cual Robinson en una isla. El que escribe "Carretera" y, allí: "No tiene prisa. / El futuro llegará / tarde o temprano".
"Sonámbulo" se llama una de las partes, que se abre con "Noche en blanco". Después compone a partir de "Nighthawks", de Hopper, una suerte de autorretrato donde viven los pasajeros de las sombras. El inquietante "Paranoia" nos avisa de que "Aún no sabes cuándo / pero el teléfono sonará sin remedio".
La radio, el café, las pastillas, el váter o las tabernas acompañan a esos neuróticos seres de la penumbra que están solos mientras el tiempo, sin remedio, pasa. Seres, como destaca Bono, a la intemperie "porque saben que no existe otro modo de vivir si quieren que, esa nube que les persigue a todas partes, les llueva la palabra sombra, la palabra noche, la palabra tiempo". "Habitación de alquiler" ejemplifica muy bien esa intemperie. En "Ciudad" leemos: "No existe guarida donde refugiarse". Y más adelante: "No se adivina horizonte". Y al final del libro: "Todas las batallas y un solo objetivo. // Despertar".
Habla Trapiello en Seré duda de ciertas tipologías de poetas que de natural son de una manera y lo que escriben se empeña en demostrar todo lo contrario. Así, "meláncolicos alegres","melancólicos que no pueden vencer su contumaz tristeza", "alegres tristes" y "alegres irreductibles". Pues bien, a uno, que no conoce de nada a Goldaracena, le da que es de los que pertenecen al segundo grupo. O como mucho al tercero. Al menos eso se deduce de la serena tristeza que destilan sus versos, lo que en nada desmerece, al contrario, su salida a escena.