8.3.16

Piedad Bonnett dixit

© Daniel Mordzinski
La periodista Berna González Harbour ha entrevistado a la poeta colombiana Piedad Bonnett para Babelia. Recojo aquí algunas de las preguntas y respuestas de esa conversación celebrada en su país, en concreto en la ciudad de Cartagena de Indias. Las que me han parecido más significativas. 

P. ¿La poesía entonces llega, no se busca?
R. Sí, pero comienza en la mirada, es una forma de mirar que vas desarrollando.

P. ¿Con una palabra, con una idea? ¿Cómo comienza una poesía?
R. Con una percepción de sentido, algo que tiene un sentido trascendente y que jalona inmediatamente el lenguaje. Hace unos días me visitó una conocida para hablar de un proyecto. Yo sabía que ella también había perdido a un hijo, charlamos en la cocina de su proyecto y en un momento le pregunté por su duelo. Fueron cinco minutos, pero al tercer día me vino un verso: “Una cocina puede ser el mundo”. La poesía viene y reside en el lenguaje. Aparece ese verso que encierra una promesa y es como quedarse embarazada. Sabes que vas a parir y a lo mejor va a ser lindo y es una emoción intensa porque te pertenece. Pero luego tienes que buscar el momento del poema, no es como escribir una novela, que te levantas, te bañas y te sientas. No. La poesía viene.

P. ¿Cuál es el objetivo de su poesía? ¿Curarse, superar, descubrir?
R. Al lector le gusta que le digan lo que ya sabe pero de una manera que a él no se le había ocurrido. Creo que el objetivo es penetrar, penetrar un nivel de la realidad que no siempre vemos porque vamos muy rápido. Por eso el silencio es tan importante para los poetas.

P. ¿La poesía le ha servido para curar su dolor?
R. Mucho. Desde la adolescencia, cuando me internaron en un colegio a los 14 años porque era muy rebelde, el dolor empezó a convertirse en poesía. Dejé de creer en Dios, tuve una úlcera duodenal y casi muero a los 16 porque enquistaba todo dentro y enfermaba. Ahora sé que la escritura es catártica, no la de la novela, sino la de la poesía. De verdad libera.