22.3.16

Brines dixit

Sergio Enríquez-Nistal
Con motivo de la publicación de la antología Jardín nublado (Pre-Textos), al cuidado de Juan Carlos Abril, Nuria Azancot le ha hecho una espléndida entrevista a Francisco Brines para El Cultural. De ella, entresaco estas líneas.
La primera es una afirmación que comparto, tan rotunda como aquella tan repetida de que la poesía tiene lectores, no público: "El crítico no es más que un lector que elige”. 
Azancot le pregunta: ¿Tiene sensación de que ha tenido una buena vida?, a lo que el poeta responde: "Hombre, me voy amándola mucho. Sé que me ha dado también tristezas pero me ha dado cosas muy buenas, entre ellas una vocación, que es lo máximo a lo que puede aspirar una persona. Y una vocación de poeta es maravillosa, porque la poesía es una sorpresa total y luego, cuando terminas, es también un documento material: te conoces por el poema, pero no conocías antes de escribir el poema lo que en él escribes". 
Y luego: ¿Entonces es la poesía la distancia más corta entre ese descubrimiento y el lector?: "Desde luego. El lector encarna en el texto, y elige el poeta o los poetas que le interesan. Por eso, el poeta elegíaco es más abundante que el hímnico, porque nos duele lo que perdemos, y lo que ganamos en cada edad lo tenemos que experimentar. Yo, por ejemplo, también he ganado algo. ¿Qué? Quizá el importarme menos las pérdidas".
¿Y a qué se debe que se esté demorando tanto el libro, quizás es que solo escribe cuando no le queda más remedio?: "Sí, me ocurre eso. Yo no tengo la lujuria de la escritura. Mire, donde yo escribo tengo la puerta entreabierta y por ahí entra la musa, que es una sombra, y por ahí sale; yo no la cierro, pero tampoco la abro de par en par. De eso estoy contento, porque escribir por escribir no vale la pena. Uno se puede equivocar… Yo creo que García Lorca o Gil de Biedma no tienen una obra extensa, pero no la necesitan. O sea, que para qué escribir mucho. Neruda, un poeta extraordinario, escribió demasiado".