10.2.16

La poesía de Clara Janés

Galaxia Gutenberg publica, en una edición al cuidado del poeta Jordi Doce, Movimientos insomnes una selección de poemas de Clara Janés (Barcelona, 1940) escritos entre los años 1964 y 2014. Se ha encargado de escogerlos el también poeta Jaime Siles quien, además, firma, a modo de introducción, el enjundioso ensayo "Clara Janés: Vida secreta de y en las palabras", donde casi todo lo que había que explicar sobre esta particular y compleja forma de decir queda dicho. Allí se habla de su "mundo mental", de "«los paraísos poéticos del yo», que es donde Clara Janés ha establecido la geografía de su territorio", de sus versos como "un canto de supervivencia", de su "lirismo místico" y su "poesía metafísica" y "pura", del hecho capital de la muerte en accidente de su padre, de "esa mezcla de vacío y plenitud que constituye la sístole y diástole de su obra", de la importancia en ella de la música (de Mompou, por ejemplo), de la "vida subterránea" y de su encuentro con Vladimír Holan (que da lugar a Kampa, acaso el libro de Janés que más me gusta), de la influencia de autores como Cirlot (del que aprende que "la poesía es una sustitución de lo que el mundo no es y no da", de su trascendencia y su humildad y de cómo la vive "como religión", de la importancia de la ciencia en su concepción de esta poesía como"sistema", de su mundo poético como parte de la "literatura fantástica" (aquí la imaginación es ley), de cómo, en fin, ha de ser vista como "totalidad" y no por partes. 
En la otra parte, tras la nutrida selección de poemas de la muestra (lo que al cabo importa), unas palabras de la autora ("Enséñame a hablar, hierba", un título que toma de Johannes Bobrowski) remiten a la poesía como rebeldía y como embriaguez (siguiendo a María Zambrano), al orfismo, a Levinas y su "ser es manifestación" (donde sitúa su "arranque poético"), a Cirlot (de nuevo) y a sus maestros: Holan, San Juan de la Cruz, Ibn Arabí de Murcia, Rilke, Ekelöf, el citado Bobrowski, etc.
"Creo firmemente que en la infancia se hallan las bases de nuestro desarrollo posterior", afirma la académica (curiosa posición, ya que la nombro, entre la outsider lírica y la formal ocupante de un sillón en la Española). O: "Nuestra bendición es no dejar nunca de conocer". 
En medio, ya decía, entre los necesarios y pertinentes comentarios de Siles y Janés (me temo que esta poesía precisa de exégesis), los poemas. De sus libros: Las estrellas vencidas, Límite humano, En busca de Cordelia y Poemas rumanos, Libro de alienaciones, Eros, Vivir, Kampa, Fósiles, Lapidario, Creciente fértil, Ver el fuego, Rosas de fuego, El diván del ópalo de fuego, La indetenible quietud, El libro de los pájaros, Arcángel de sombra, Paralajes, Los secretos del bosque, Fractales, Huellas sobre una corteza, Los números oscuros, Variables ocultas, Río hacia la nada, Peregrinaje, Orbes del sueño y Psi o el jardín de las delicias, además de inéditos, poemas visuales y versos de Movimientos insomnes. Que cada cual elija. Quiero decir que si hay una lectura personal e intransferible dentro de nuestro panorama, es ésta. A uno le gustan, sobre todo, los poemas de ErosHuellas sobre una corteza, Río hacia la nada Peregrinaje. Pero insisto: que cada lector se sumerja en este mar de versos y que la travesía le sea leve. Pericia, auguro, no ha de faltarle. Complacencia, tampoco.