26.2.15

"Pájaro visitador", de Raúl Morales

Raúl Morales, madrileño del 73, publica en la exquisita editorial El Gaviero su tercer libro, Pájaro visitador; un libro, sin duda, anómalo. Por lo de extraño, digo. Irregular no es, por descartar la otra acepción del diccionario. Al revés. Estamos ante una obra unitaria, ante un poema fragmentado. La ausencia de títulos o números nos da la pista. Eso y que hay continuidad en el discurso que adopta, indistintamente, la prosa (poética) y el verso para expresarse. Dije "anómalo" y acaso deba explicarlo con más detalle. Más allá de lo singular de la apuesta, alejada de las maneras de hacer de la mayoría de sus contemporáneos, ya en uno de los epígrafes iniciales se habla de "sentido oculto" y es evidente que lo hay. El lector disfruta de este sutil y hasta frágil sucederse de símbolos y metáforas en torno al vuelo y al pájaro por el que transitan grullas, mirlos, estorninos, golondrinas, perdices, tordos, etc. También otros animales como corzos, ciervos, jabalíes y abejas. El lector, sí, se deja llevar. El vuelo es canto: "canta, pájaro púrpura". Con tonos de cuento o de leyenda (donde no faltan pastores, bosques, príncipes, brujas, reyes o pescadores), intempestivo, por más que parezca medieval, siquiera sea por sus maneras de bestiario y su aire entre fantástico y ornitológico, Morales nos traslada a un tiempo y a un espacio mágicos y el viaje se convierte, según propósito, en una canción "anterior a toda palabra", sostenida en la "simple vibración" del pájaro. "No una idea de luz, sino la luz". Este lector se confiesa tan embelesado como perdido en medio de esta poesía simbólica y hasta, digamos, hermética (otro rasgo de época, digamos) que da fe de una aventura espiritual donde la literatura (y sus referencias clásicas) tiene tanta importancia como la vida emboscada que allí vuela y alienta.