6.6.13

Aires de familia

El pasado sábado, a la vuelta de Segovia (fue un día complicado), escuché cómo Ignacio Elguero, en La estación azul, hacía alusión a Estado de emergencia, un libro de Guillermo Molina Morales (premio «Claudio Rodríguez») y lo comparaba con Podría ser peor, de Antonio Rivero Machina (premio «Antonio Carvajal»), ambos publicados por Hiperión.
No he leído el primero, pero sí el segundo. Lo ha escrito un pacense de Pamplona becado en la Universidad de Extremadura. Coincido con Elguero (y con Lama, que habló de él en su blog): tienen, por lo que parece, un mismo aire de familia. Hay desparpajo, frescura, crítica social, cotidianidad a mansalva, humor, sexo, realismo (no sé si limpio o sucio), amor, ironía (con tendencia al sarcasmo)... Puede que lo formal, hablo del libro de Rivero, el filólogo deje paso al joven poeta inspirado, pero no cabe duda de que éste conoce bien la literatura, el cine y cuanto forma parte de la cultura de este tiempo, lo que incluye, por supuesto, el fútbol.
Ah, el dibujo que ilustra la cubierta es de Rivero. ¿Me comprenden?
El modo, en fin, no es nuevo. Entre los contemporáneos, podría citar, de los mayores, a Luis Alberto de Cuenca; de los del medio, a José Luis Piquero; y a Aitor Franco y su Igloo, entre los más jóvenes. Son los nombres que me vienen ahora a la cabeza. Hay más, sin duda.
Uno, por seguir con las concordancias, ve un tono semejante en la obra édita e inédita de, pongo por caso, un par de paisanos: los Víctor, Martín Iglesias y Peña Dacosta. ¿Poesía pop? ¿Postpop? Algún crítico se monta pronto una tendencia. Al tiempo.