20.5.13

Varia

Wert
Se ve a las claras que W. quiere regresar a una enseñanza parecida a la que recibió. El mero hecho de comprobar lo que aquella formación ha hecho de él, en lo que le ha convertido, debería disuadir a cualquiera de apoyarla. 

Hipocresía
A cuento de qué tanto escándalo por la defensa que hizo aquí atrás Berlusconi de Mussolini cuando en España buena parte de la derecha sociológica, digamos, todavía no ha renegado de Franco. De su "régimen autoritario", como le dijo Rajoy al editor de The Economist, por seguir el Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de la Historia. En fin, así les va. Y así nos va, en pleno revival, a todos.

Con y
Preguntaba en el control de Lengua de 5º por una palabra que acabara en "y". En concreto ponía: "Jefe de Estado en España" y, para ayudarles (qué saben los muchachinos de Estados), ponía la primera letra: "r". Unos cuantos escribieron: "rajoy".

Habla, Monago
Lo tengo claro. Meridianamente. Para demostrar que nuestro presidente autonómico no vive en la realidad, que fantasea sobre lo que de verdad sucede y pasa, que no es nada bueno, y que va a peor, basta con oír cómo habla. Sí, cómo se expresa en público. No por lo que dice, que da igual, sino, por su forma de decirlo. Ese tonillo que de extremeño poco o nada tiene, por mucho que él diga, y que resulta, no exagero, ridículo. Esto, claro, no se lo van a comentar sus asesores, ni ninguno de esa acrítica camarilla que rodea al jefe. Lo mismo hasta lo han propiciado ellos. O lo refuerzan. El del marketing, por ejemplo.
Me recuerda un caso semejante: el de Aznar, otro delirio. El culmen, su texano "Estaaamos trabajaaando en eeello". O a Maduro hablando a lo Chávez... mejor que el difunto.
En esto, Monago no imita a su modelo, Rodríguez Ibarra, ejemplo de naturalidad expresiva. O de forzar la cosa para que lo parezca, justo todo lo contrario. Ni a su consejero de Economía y Hacienda, que se expresa, digamos, en un castúo cerrado que evoca ruralidades de antaño.
Caí en la cuenta al pasar aquí atrás, camino de otra parte, por una tertulia de 13 TV. No era normal esa musiquilla tan cargante. (Ni consultar el teléfono en plena entrevista, añado.) Y lo que se regodea en ese discurso cantarino el buen hombre. Será, me digo, que, a falta de cosas serias e interesantes que contar (quién se cree lo del "milagro extremeño" y otras fantasías de ayer y hoy), envuelve ese vacío con el desconcertante y cansino sonsonete. De eso debe tratarse, si no... Lo mismo se le pega, ahora que lo trata, el acento de Felipe González. Otro dislate, por consiguiente.