2.4.13

La vuelta de Zapater

En 1989 un joven llamado Juan Pablo Zapater ganaba el Premio a la Creación Joven de la Fundación Loewe y en 1990 se publicaba en Visor su libro La coleccionista.
Valenciano, como el ganador senior, Jaime Siles, de la cosecha del 58, era conocido en los ambientes poéticos por sus aventuras literarias junto al precoz Vicente Gallego y algunos ya le habíamos saludado en el primer encuentro importante de la Generación de los 80: el polémico congreso de Valencia que organizaron los dos a finales de aquella década el autor de Santa deriva junto a otro futuro Loewe, Carlos Marzal, y a José Miguel Arnal.
Pues bien, 23 años después, que se dice pronto, Zapater publica su segundo libro, La velocidad del sueño, en Renacimiento.
Como reza en mi dedicatoria, "es un puente entre el poeta que fui y el que seré". Está compuesto por poemas largos de tempo lento, escritos con mirada serena y honda melancolía, que seducen por su ritmo, acompasado al latir de un corazón que acusa el inevitable paso del tiempo, las enseñanzas de la edad. Y todo sin estridencias en lo formal ni dobles saltos mortales líricos, clásico a su modo, más celebratorio que elegíaco, en la estela de una manera poética de proceder que, acaso, profesores futuros analicen como marca indeleble de cierta poesía escrita por valencianos en este fértil, espléndido período de entresiglos. (Por las dedicatorias los descubrirás.) Una poesía de tono metafísico, digamos, de sesgo meditativo, pero muy apegada a la tierra y a la experiencia terrenal. Una poesía, en fin, que uno sitúa en la órbita del gran maestro de esa promoción, y aun de otras (por arriba y por debajo, de dentro y de fuera del levante español): Francisco Brines.
La familia, los amigos, el amor, los recuerdos, la naturaleza y, en suma, los "milagros cotidianos" (título de un poema) vienen a ser los asuntos sobre los que se deslizan los versos de este hermoso libro que tanto, ay, se ha hecho esperar. Para bien, añado. Se ve que es fruto de la necesidad y no necesidad de dar fruto para hacer carrera. Como muestra, un poema: "Rosas para otras manos", publicado en el blog de Susana Benet.