23.10.12

La poesía de Roethke

Luis Javier Moreno no es un traductor que se prodigue, pero sí es uno de referencia. No sería justo olvidar, por ejemplo, sus espléndidas versiones de Lowell. Ahora, gracias a Trea, otra editorial gijonesa, publica Meditaciones y otros poemas, de Theodore Roethke (Saginaw, Michigan, 1908 - Seattle, 1963), un poeta poco conocido en España (Huerga & Fierro publicó en 1992 Poemas, en traducción del argentino Alberto Girri). Pasó por Harvard y terminó enseñando a escribir poesía en la Universidad de Washington. Al morir, nos explica LJM en su congruente prólogo, ya era un clásico. En todo caso, se le considera una figura clave a la hora de hacer recuento o balance de la poesía nortemericana del siglo XX. Por lo demás, todo un síntoma, ganó los grandes premios de su país (el Pulitzer, dos veces el National Book Award y el Bollingen), que, por cierto, no se dan (o se daban) como la mayoría de los de aquí.
Su poesía es autobiográfica, por decirlo de una manera sencilla, no tan directa como la del mencionado Lowell, pero sí muy apegada a sus circunstancias personales y vitales. Sobre todo, sin ser un poeta bucólico, al campo y la naturaleza ("privilegiado ámbito de la poesía"). No en vano su infancia transcurrió entre plantaciones de flores e invernaderos (un símbolo central de su poesía), labor a la que se dedicaba su familia de emigrantes alemanes.
Sin duda se inclina "hacia el lado de la simplicidad", de la claridad bien entendida. Su perspectiva, nos indica LJM, es fenomenológica. No falta en ella, como en cualquier poesía de su época, el humor y la ironía, siquiera sea en dosis muy medidas.


















El libro que nos ocupa se divide en dos partes. La primera, que le da título: "Meditaciones de una anciana", es acaso la más enjundiosa. Mediante el recurso del monólogo dramático (del que fue un maestro), alguien que está a punto de morir -o incluso muerta-, tal vez su madre, medita sobre cuanto ha pasado, de ahí que escaseen las certidumbres y abunden las preguntas. 
En la segunda están los "otros poemas" de Roethke. Memorables algunos, como "Campo de luz", "El campo lejano", "Conocí a una mujer", "Respuesta a una editora" (que le pidió el poema anterior para publicarlo en  Harper's Bazaar), "A mi hermana", etc.
En mi libro A debida distancia hay un poema titulado "En el invernadero" que escribí tras leer al Roethke que tradujo Girri. Bien está que, a modo de homenaje, recuerde ese débito.

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