4.3.12

Clarín, 97

Sí, el 97, a tres de la primera centena, un número redondo de esos que odia Vila-Matas. De lo leído, que no es todo, me quedo, para empezar, con un descubrimiento que agradezco a Bruno Mesa: el de otro poeta, romano, Giorgio Vigolo, al que, ojalá, esté traduciendo para que podamos conocerlo como es debido y, por lo que se vislumbra, merece. Para seguir, con las magníficas prosas de José Julio Ordovás. Estuve a punto de incluirlo en mi entrada sobre los aragoneses, porque es de allí y porque también acaba de publicar un libro en La Isla de Siltolá: Una pequeña historia de amor, que ya tengo entre los que voy a leer de inmediato. Más después de lo que publica en la revista asturiana: Me ha hecho gracia el fragmento final, el más ligero, "Bipartidismo", que dedica a las presuntas guerras líricas: "El partidismo literario es una nefasta tontería. Los enfrentamientos entre escritores no se deben a posicionamientos ni éticos ni estéticos. Son peleas de gallos que utilizan la literatura como arma arrojadiza para hacerse con el control del gallinero".
Mi paisano Luis María Marina, diplomático en Lisboa, traduce a un interesante poeta portugués poco conocido, Alberto de Lacerda. Autor, pongo por caso, del poema "A la ciudad de Lisboa": "A pesar del horror en que vives sumergida / A pesar del horror en que vivimos sumergidos / He de sentir nostalgia cuando vuelva a partir / Cuando vuelva a partir sin nostalgia ninguna."
Ben Clark, por su parte, traduce a Edward Thomas, otro raro, un war poet que apenas escribió sobre la guerra y que murió demasiado joven en la batalla de Arras.
De otra medio paisana, María Brey, la mujer del extremeño Rodríguez Moñino (pareja que da nombre a la Biblioteca Pública de Cáceres), tía de Mariano Rajoy, escribe Inmaculada de la Fuente y con su memoria rescata la de la mejor España.
Otra mujer, mi admirada Marina Gasparini, publica unas prosas, muy poéticas, en las que vuelve sobre su interminable Venecia: esta vez, a su verano (que tanto detestaba el veneciano Brodsky), a Las venezianas de Carpaccio y su fiesta de la Virgen de La Salute, cuando la ciudad sumergida huele a caramelo.
Reseñas aparte (muy divertido el comienzo de la que firma E. T., emocionada despedida a Benjamín Prado, exdirector de Cuadernos Hispanoamericanos: "Con un sobresaliente abría (sic) que calificar la etapa en que esta veterana revista..."), el número se cierra con un artículo de Laura Freixas sobre los diarios íntimos (que ha disgustado a Trapiello y que todavía no he leído) y un jugoso "Glosario editorial" del poeta y bloguero Rivero Taravillo: "Errata: eufemismo piadoso de falta de ortografía".