19.12.11

Sibila y Turia

Llega el número 37 de la sevillana Sibila, tan hermosa e interesante como siempre y, entre poemas y relatos de Hugo Mujica, Verónica Zondek, Miguel Ángel Zapata o Marina Perezagua, y pinturas poderosas de Walton Ford, se encuentra uno con otras sorpresas, como el Canto III de Han venido unos amigos, de Antoni Marí (tengo entendido que la edición en castellano de Han vingut uns amics aparecerá pronto en Periférica, no sé si en versión del desaparecido Félix Romeo, que firmó la del poema del mismo libro que publicó Turia) o "Para un retrato de Sophia", del ensayista Eduardo Lourenço, al que acompaña "Invocando a Pessoa", un extenso poema de la esencial poeta portuguesa Sophia de Mello Breyner Andresen (a la que tan bien tradujo Ángel Campos).
Ah, también aparecen tres poemas inéditos de uno ("El muro", "Junto al río" y "El mirlo") que, más adelante, puede que vaya colgando por aquí.
La recién mencionada Turia llega al redondo número 100 y, por eso, viene de lujo. En "Letras", Taller" y "Pensamiento", colaboraciones de Javier Marías, Vila-Matas, Echenoz, Magris, Martínez de Pisón, la fallecida Ana María Navales (junto a Raúl Carlos Maícas, impulsora de la revista turolense) o Javier Gomá. El amplio "Cartapacio" está dedicado a Soledad Puértolas, con motivo de su ingreso en la Real Academia, aunque supongo que no hacía falta esa excusa para hablar bien de su literatura. Además de las reseñas de "La Torre de Babel", no quiero olvidar dos de mis secciones favoritas: "Conversaciones", donde un inmenso Juan Carlos Soriano entrevista a José Manuel Blecua, director de la Española, y "La Isla", con una nueva entrega de los diarios del director, Maícas, del que ayer colgué aquí palabras que hice -y hago- mías.
Hablando de olvidos, dejo para el final la sección de "Poesía" donde, salvo contadas excepciones, haberlas haylas (uno póstumo de Tomás Segovia, por ejemplo), poetas de primerísima fila, poetas "de verdad", ofrecen poemas que, a mi modesto entender, no están a la altura. A la de sus afamadas obras, digo. Será que nadie es perfecto.