11.7.11

Primeras impresiones

1. Monago es ya flamante presidente de la Junta de Extremadura. Como a casi todos los cargos, se le conceden 100 días de rodaje antes de empezar a criticar su gestión. No va a romper uno esa tácita ley. Recuerdo perfectamente, eso sí, la primera vez que le menté en público. Por unas desinformadas declaraciones suyas donde venía a decir que ningún escritor extremeño era (re)conocido fuera de la región. Poco después, por otra metedura de pata del buen hombre (a vueltas con la libertad de expresión) y a costa del caso Tey, escribí en El Periódico Extremadura: "Que luego, a rebufo, Monago pida la dimisión de Ibarra porque la Editora Regional ha publicado Fuegos de Liborio Barrera, es parte del sainete a que este señor nos tiene acostumbrado cada vez que habla de cultura. Como cuando dijo que los escritores extremeños no eran conocidos fuera de Extremadura. Los que él frecuenta, sin duda".
2. Mi abuela Feliciana reñía a mi padre porque iba con un polo de Lacoste a la solemne fiesta de fin de curso que el colegio celebraba en el Teatro Alkázar. Era de la asociación de padres (todavía no "y de madres") y pensaba ella que la corbata y el traje eran lo adecuado para subirse a un escenario a entregar premios. He recordado la anécdota al ver que Monago aparece hoy en todas las fotos con patalón vaquero y polo, algo normal si no fuera porque presidía por primera vez una reunión de su nuevo gobierno, por muy "informal" que fuera. Y de esa guisa ha salido, ya digo, en la foto oficial, rodeado por primera vez de todos sus consejeros, que iban o elegantemente vestidas o con americana y corbata. Sí, puede que sólo sea una anécdota. Con todo, a ver si el protocolario Castaño le informa de sus obligaciones representativas. ¿O es que va a vestir durante toda la legislatura, por aquello de la sintonía, el look casual de Perico Escobar?
3. Mis amigas emeritenses ya me habían anticipado que la consejera de Cultura (y de Educación) iba a ser Trinidad Nogales. Se confirmó su sospecha. No la conozco. Sí a su marido, director del citado Museo, pero no voy a caer en el error que con tanto ahínco criticaba aquí atrás Blanca Álvarez cuando defendía a Elena Garro por su obra y no por haber sido la mujer de Octavio Paz.
El currículo de esta profesora de la UNED y conservadora del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida es contundente, lo que, claro está, no garantiza nada, pues una cosa es la preparación académica e intelectual y muy otra la gestión educativa y artística. No seré yo, por cierto, quien critique que se nombre para un cargo a alguien que, al menos a priori, tiene todas las capacidades para desempeñarlo y la preparación debida. En esto Monago supera con creces a Vara, que atendió a otras razones para poner al frente del área cultural a personas obstinadamente incapaces. Como por profesión y por afición dependo de ella, espero y deseo que lo haga bien.

4. Volviendo (un poco) a lo mismo, me avergüenzo, como veterano lector de El País, de que este diario afirmara en su crónica sobre la toma de posesión de Monago que el citado Museo de Mérida fue "rehabilitado por Moneo", cuando lo que hizo el afamado arquitecto fue proyectarlo.

5. Escuché íntegro el discurso de Rubalcaba, otro que empieza. Pero, ¿estuvo Vara allí? Si fue así, ha conseguido convertirse en invisible. Toma nota, Cumbreño.