24.6.10

La crítica

Esa necesidad. Imprescindible si de literatura hablamos. Un derecho, sí, pero también un deber. No es posible comprender la modernidad (donde quiera que quede) sin ella. En Extremadura, esta angosta esquina de la literatura española, donde hemos pasado de la normalización a la (casi) normalidad, sigue siendo una asignatura pendiente. Lo reconocen, como recordábamos aquí atrás, algunos de los que, por suerte, la practican. Son pocos.
Acostumbrados a una reseñística solapera, de ensalzamiento de lo mediocre, carente de criterio, tacaña con lo excelente y generosa con lo pésimo, demasiado pendiente de lo premiado (sin importar el concurso y, lo que es más grave, la compulsión concursil de éste o aquél escribidor), localista y provinciana, ¿cómo nos va a extrañar que siga ponderándose la aparición del enésimo tocho -perdón, tomo- de la Bibliografía Extremeña del maestro Pecellín, nuestro reseñador de cabecera? ¿No habíamos quedado, querido Quique, que una cosa es la cantidad y otra la calidad? Cada vez más gordos, sí (aclaras que en el centón se recoge TODO (sic), y añades: "y cuando digo todo es todo"), pero ¿cada vez más necesarios? No lo creo. Se suele confundir crítica con archivística. Para complicar las cosas (y para darme la razón en lo que a nuestra deriva respecta), en esta ocasión el "tomazo" viene avalado por la Biblioteca Regional, que lo publica en su colección Alborayque. ¿Saldrá el próximo en la Editora? Sólo faltaría. Atentos.
No es extraño que, por culpa de esa secular carencia, tengan que venir a poner las cosas en su sitio desde fuera. Por otra parte, que conste, no me parece mal. Cuantos menos reinos de taifas, mejor.  Si es allí donde está la solvencia... Con todo, lo normal en otras Comunidades es que esta crítica exista, la que se fija y atiende a lo más propio. Y que incluso conceda, una vez al año, sus galardones. Ocurre en Andalucía o en Valencia, donde premian a autores conocidos en el resto de España. Así, Cobos Wilkins y Marzal, respectivamente, en las últimas ediciones, las correspondientes a 2010. Un par de críticos extremeños y el resto de allende nuestras fronteras hacen algo parecido al elegir el Premio Extremadura a la Creación al mejor libro de un paisano publicado el año anterior. Menos da una piedra.
Quedan, pues, dos tareas pendientes: la consolidación de una crítica responsable que separe el grano de la paja (pese lo que pese) y una reflexión serena y profunda acerca de este mal endémico, como tantos de esta tierra. No estaría mal como tema de un congreso de la AEEx.
Uno, en fin, se pregunta: ¿no tendrá esto algo que ver con la ausencia de crítica en otros ámbitos de la vida extremeña? A buen seguro. Así nos va.

Nota: Quique, viejo conocido, es Enrique García Fuentes, profesor de Secundaria y crítico literario. Publicó el pasado sábado en Trazos, suplemento del diario Hoy, una reseña sobre el libro a que aludo.