28.7.09

Pureza Canelo

La Unión de Bibliófilos Extremeños celebra desde hace años el Día del Bibliófilo. El invitado ha sido, casi siempre, una verdadera autoridad literaria: Vargas Llosa, Ana María Matute, Francisco Ayala, Vázquez Montalbán, Francisco Brines, etc. El acto tenía lugar en Trujillo hasta que una entidad bancaria local lo llevó a su sede de Almendralejo. Este año la homenajeada ha sido Pureza Canelo. La concesión el pasado de la Medalla de Extremadura ha recuperado a la poetisa para una región que, como ella ha dicho, "en general hoy me duele". Lo que pervive del homenaje, más allá de lo que queda en la memoria de los asistentes y en las fotografías, grabaciones y lacónicas notas periodísticas, es lo escrito. Esto es, un libro -al primoroso cuidado del profesor José Luis Bernal- que se titula esfera poesía donde se recogen artículos, ensayos, poemas, cartas y semblanzas -además de un curioso álbum personal- de distintos especialistas y amigos de la de Moraleja. De relevante hondura me han parecido los estudios de los poetas José Antonio Llera y Antonio Méndez Rubio y muy iluminadores sobre su forma de ser -de escrivivir- las palabras que le dedican sus íntimos José Infante y Javier Lostalé. La mar de interesantes me han resultado los textos del profesor Senabre, donde se aúna el rigor con la calidez, y del musicólogo Antonio Gallego, tan cervantino como pertinente. No es cosa de dar la vuelta al numeroso elenco del índice. Salvo excepciones, todo queda a la altura que merece la autora de Habitable. Sí, porque en lo que todos los que la hemos leído estaremos de acuerdo, nos gusten sus versos menos o más, es en reconocer la exigencia con la que esta mujer ha ido levantando su obra (por decirlo al querido modo juanramoniano). Casi nada -por solvente que nos parezca su labor al frente de la Fundación Gerardo Diego- la ha distraído de lo que de verdad le importa: la poesía. No es extraño que la suya sea única, distinta a la de sus compañeros de generación (hablo de edad, no de grupos) y a la de cuantos, antes o después, la han escrito en español, lo que no es decir poco acerca de su relevancia. Por lo demás, no descubro nada nuevo.
En lo que a uno respecta, la he leído siempre con el debido fervor, como quiere Zagajewski. Desde que empecé a leer en serio, al final de la adolescencia. Desde entonces conozco a Pureza y, salvo algún desencuentro puntual (algo lógico si tenemos en cuenta su radical manera de ser y de estar en el mundo), nunca hemos dejado de tratarnos, aunque sea en la larga distancia. De fondo, al fin y al cabo, es esta poeta. Ella, y lo que más nos importa, sus poemas. Tiempo al tiempo.