18.5.09

Pesca

Ayer tarde fui testigo de un hecho que me llamó la atención. Me pareció de otra época. O quizá de otro sitio. No creo que se pueda sacar de él lección alguna, simplemente lo cuento. Caminaba por la orilla del río y al lado de uno de los pesquiles vi a tres o cuatro rumanos hurgando en una papelera. Tenían en la mano trozos de sedal y algunos anzuelos, de los que dejan allí los pescadores que frecuentan esos lugares. Cuando bajé de la presa, ya estaban sentados pescando. Se habían fabricado unas toscas cañas con unos palos y las piezas recogidas en la papelera. Me miraron al pasar y se rieron. Yo también sonreí. Ignoro si los peces picaron. Ojalá. Me temo que lo suyo no era deporte.