5.11.08

Ruido

En esta pequeña ciudad ruidosa, las molestias por esa causa se hacen cada vez más insoportables. Sobre todo, si como hace al caso, se vive en una calle céntrica con mucho tráfico. Los ciudadanos, es verdad, cada vez somos más sensibles a esa forma de tortura que no deja de ser un ataque directo e implacable contra nuestra salud. Como todo es susceptible de empeorar, al concejal del ramo se le ocurrió el pasado verano la brillante idea de transformar una calle (paralela a esta) de doble sentido en vía de sentido único (bajada) y la nuestra, ya de por sí cargada, se ha convertido en la única de sentido subida. Así, sufrimos en casa el ruido incesante de los coches, camiones, furgonetas y autobuses a los que hay que añadir el de esas deliciosas motos que suelen circular sin escape. Uno se levanta acordándose del concejal, experto, como tantos del gremio, en generar problemas donde no los había, y en el momento en que uno tenga que acercarse a votar en las próximas elecciones. O no. De momento, habrá que avisar a Fatela, por lo del climalit.