19.12.06

Un poema de Fabio Morábito

Veo a mi padre asomado a la ventana.

Sentado en el suelo del cuarto,


miro su espalda ancha. Aún no camino.

Qué hermoso es un padre


cuando, asomado a una ventana,

su espalda se recorta para el hijo.


Le deja impreso su mejor recuerdo.

Padre que encara el mundo,


primera puerta que nos da la infancia,

primer atisbo de que no todo es pecho.

(De Letras Libres)