1.2.06

Cabreros

Una entrada del blog de Santos Domínguez donde se citaba de nuevo la famosa expresión de Jaime Gil de Biedma en la que se define a España como "intratable pueblo de cabreros" me recuerda lo mal que llevo (que he llevado siempre) esa comparación, sin duda ocurrente. Ya sé que los cabreros arrastran mala fama (a la literatura clásica remito), pero a estas alturas del tiempo y de la historia me parece injusto que se les saque a colación para eso. Ya quisiera uno que ciertos políticos estuvieran a la altura de algunos cabreros. Es más dolorosa la expresión cuando uno vive en Extremadura y, además, se siente (con perdón) extremeño. Por el simple hecho de que por aquí han abundado quienes se vieron obligados a practicar ese noble oficio. Uno, sin ir más lejos, tiene antecedentes familiares. Gente que lo pasó mal en la Sierra del Chivetín, en la Vera Alta, allá por Viandar. Y amigos del colegio cuyos padres lo eran. Y, cosa rara en mí, una tarde remota llegué a jugar con ellos a las cartas en el refugio de Guijo de Santa Bárbara. Además, sin remedio, me acuerdo de Umbral, de aquello de que "Extremadura es como Marte, pero con cabras", otra maldita ocurrencia. En fin, sensible que es uno. O alma de cabrero que tiene, vaya usted a saber.