17.8.05

© Xavier Bru de Sala

"Que la globalización, más bien americanización en términos de mercado cultural, ha acentuado la tendencia al solipsismo de lo local, es algo poco resaltado pero evidente. Los fenómenos son tantos, que es posible que alguno de ellos se nos escape. Cada país pone todos los medios a su alcance para colocar a sus artistas y producciones más allá de sus fronteras. Al mismo tiempo, serían ridículos todo festival o programación basados sólo en grupos locales, hasta el punto que a menudo algunos de ellos se ven injustamente postergados. Lo que contribuye a fenómenos de protesta que encuentran enseguida un importante eco (a nivel local, claro).

¿A qué dedican las autonomías, abundando en el tema y cambiando de escala, sus presupuestos de cultura? A promover la cultura local, asumiendo además el riesgo de satelizarla en relación con el partido gobernante (riesgo mayor en aquellas donde menos alternancia se produce). Bien que hacen si la comunidad cultural local no tiene suficiente entidad como para imponer criterios objetivadores y apartar de los primeros puestos a los que están allí, no por el talento y el resultado de sus producciones, sino por su habilidad en el trato con los responsables de distribuir los recursos públicos. Ahora bien, lo que aún no se ha creado o no ocupa el lugar que merece son redes intermedias, a nivel europeo, mediterráneo, intercomunitario en España. ¿Qué sabemos de lo que ocurre en Andalucía o Galicia - dejando de lado que hubo un encuentro de gallegos en el Fòrum- o en ambas Castillas? Sólo lo que filtra Madrid, que no es mucho a pesar de los esfuerzos cotidianos de Georgina Cisquella en La 2, que encima siguen entrecortados. ¿Qué saben en España de la cultura producida en Catalunya? Cada vez menos, y a las cifras de intercambios en el puro mercado me remito, no sólo a la lectura de los periódicos de Madrid. La no comunicación directa equivale a la incomunicación, lo que incrementa el solipsismo de lo local y evita sobre todo el contraste o el encuentro de propuestas y estéticas, sin el cual no existen los movimientos, las tendencias, el reconocimiento o el rechazo de lo que hace cada cual".

(Fragmento tomado de su artículo "Capitalidad cultural", que ha publicado hoy el suplemento Cultura/s del diario La Vanguardia)