30.8.05

Fernando Pérez, ensayista y editor



Por JAVIER RODRÍGUEZ MARCOS

EL PAÍS - 30-08-2005

Fernando Tomás Pérez González, ensayista y director de la Editora Regional de Extremadura, murió el pasado viernes día 26 en su casa de Cáceres víctima de un cáncer. Tenía 52 años.

Hasta su último día de conciencia, poco antes de su fallecimiento, Fernando Pérez estuvo corrigiendo puntillosamente las pruebas del catálogo de la exposición Extremadura en sus páginas: del papel a la web, de la que era uno de los comisarios.

Ya no podrá asistir el próximo día 15 en Badajoz a la inauguración de una muestra en la que había puesto toda su ilusión y todas sus energías, pero su empeño por terminar el trabajo discretamente, en pleno agosto y luchando contra la enfermedad es un retrato justo y un recuerdo claro de un hombre austero y riguroso que supo teñir con su propia austeridad su labor como ensayista, profesor y director de una institución pública.

Hijo del también escritor Fernando Pérez Marqués, Fernando Tomás Pérez González estudió Historia en Sevilla y Filosofía en Madrid. Su interés por la influencia social de las ideas modernas le llevó a rastrear la introducción en Extremadura de la Ilustración, de las teorías de Darwin, del krausismo y de la Institución Libre de Enseñanza, asuntos a los que dedicó algunos de sus libros.

Racionalismo, amor a la naturaleza, defensa del diálogo como método de conocimiento, interés por la cultura popular, apuesta por la enseñanza laica y pública, y dedicación al trabajo son los atributos que los manuales colocan junto al nombre de Francisco Giner de los Ríos, fundador de la Institución.

Con la misma justicia podrían colocarse al lado del de Fernando Pérez, que en 1995 abandonó su puesto como profesor de Filosofía para dirigir la Editora Regional de Extremadura hasta convertirla en una referencia de la edición institucional en España. Obras de autores como Javier Cercas, Luis Landero, Andrés Trapiello o Félix Grande alternan desde entonces en sus fondos con las de autores noveles o jóvenes y estudiosos de la historia extremeña, así como con la imponente colección de la Biblioteca de Barcarrota, surgida a partir del descubrimiento en ese pueblo de Badajoz de una serie de valiosos libros del Siglo de Oro, entre los que se encuentra un ejemplar desconocido de una de las primeras ediciones de El Lazarillo de Tormes.

"Hacedme / un duelo de labores y esperanzas. / Sed buenos y no más, sed lo que he sido / entre vosotros: alma. / Vivid, la vida sigue / los muertos mueren y las sombras pasan; / lleva quien deja y vive el que ha vivido". Uno de los hijos de Fernando Pérez leyó durante el funeral estos versos, escritos por Antonio Machado a la muerte de Giner de los Ríos. A José Álvarez Guerra, bisabuelo extremeño de los hermanos Machado, dedicó Fernando Pérez su tesis doctoral.

Labores y esperanzas evocadas con ironía hasta el último momento son parte del legado de un hombre al que uno de sus mejores amigos, en busca del término justo, calificó, por encima de todo, de decente. Y así era, como quiere la etimología, discreto, digno, decoroso, honrado. Y así se le recuerda ahora, cuando todas las palabras parecen demasiadas. O demasiado pocas.-