11.12.16

Literatura noruega

El número 397 de Quimera nos depara una agradabilísima sorpresa: un dossier dedicado a la literatura noruega que es, en realidad, una suma de interesantes entrevistas con un puñado de escritores nórdicos (cinco mujeres y tres hombres) realizadas por Álex Chico y Fernando Clemot, que además los ha retratado (se lo pusieron fácil, es gente guapa). Los dos viajaron a Oslo y conversaron con los mencionados poetas, novelistas, editores, traductores...
Dije sorpresa porque uno ha frecuentado poco esa literatura del silencio, la memoria, el frío y el paisaje donde la naturaleza, sí, es algo omnipresente, pues, como aquí, donde uno vive (bastante más al sur, aunque también al oeste), su presencia es del todo natural, valga el juego de palabras. Ponerse urbano, que para algunos es una forma de ponerse estupendos, es complicado cuando lo que te rodean son bosques, fiordos y cabañas. 
Para empezar, destacaría la introducción, un hermoso texto de Chico titulado "Cuaderno del norte", que es, además, una crónica del viaje a aquellas misteriosas tierras. Siguen, en orden de aparición, Fosse (que dejó la bebida y se levanta a escribir a las cinco de la mañana, el mismo que goza de apartamento en el mismísimo Palacio Real de Oslo aunque viva en Austria, el que dijo: "Escribir es como rezar", el admirador de Heidegger que relaciona la literatura con "esa luz interior que se transforma en un lenguaje"), Engelstad (editora de Oktober, que cuenta, para pasmo de paletos como yo, cómo el Estado ayuda a los escritores, a través del programa Arts Council Norway, comprando sus libros para las bibliotecas públicas de ese país de lectores, lo que permite vivir de lo que escriben hasta a los pobres poetas, incluidos los experimentales, y cómo los bloggers noruegos reciben importantes cantidades de dinero de algunas editoriales para que reseñen sus libros, aunque en Oktober se limiten a enviárselos a los más serios), Flatland (que recuerda, como casi todos, lo del citado programa, el innkjøpsordningane, y habla de los soldados noruegos en Afganistán, una constante en su generación y un tema literario de primer orden), Petterson (uno de los más conocidos fuera de su país, destaca que lo importante es el paisaje pues "cada uno escribe de forma diferente según de donde viene, porque hay una comprensión del humor y un lenguaje propios del paisaje", que le gusta escribir "como si fuera el lector" y que uno ha de moverse "en dirección al dolor"), Skomsvold (que descree de las literaturas nacionales -a pesar de que, según dicen, hay una noruega- y piensa que la poesía parte de "una necesidad extrema de expresarse", algo que descubrió en una cárcel de Dublín), Ørstavik (que proviene, como casi todos, de una escuela de escritura, alude a la importancia del paisaje, a su infancia entre samis y al divorcio, que cambió su manera de escribir), Mytting (autor de El libro de la madera, publicado aquí por Alfagüara, entiende que "hay grandes historias en los sitios pequeños, en las pequeñas ciudades" y opina que los noruegos tienen "una conexión extrema con lo salvaje"), Baggethun (esta sabia traductora del noruego al español habla de Hamsun, un nazi que escribía maravillosamente, de los dialectos noruegos y de las lenguas que cohabitan en su patria, de la influencia de los principios luteranos en su forma de ser: modesta y humilde, de la naturaleza "que nos invade en el noruego" o del "desnudo total" de Knausgård, ese fenómeno de las letras nórdicas).
¡Qué ganas de leer! Sólo dos cosinas ha echado uno de menos o han llamado mi atención: que no se dé nunca la fecha de nacimiento de los escritores entrevistados y que no se haya incluido una práctica bibliografía básica de los libros que estos autores han publicado en España. Hubiera sido la guinda de un pastel que, con todo, ha quedado de lujo. Enhorabuena. Gratulerer.