25.6.12

El club de los poetas muertos

Compruebo una vez más en el periódico que nada mejor para la salud poética de algunos poetas que su muerte. Por paradójico que parezca. A ser posible, prematura. No hace falta citar a los clásicos. Lois Pereiro fue un maldito o ejerció de tal. Ahora, nos cuentan, es un mito viviente de la literatura gallega. La Real Academia de allí le ha dedicado este año; esto es, el Día das Letras Galegas. Dicen que si no hubiera escrito en gallego, una lengua minoritaria, de ésas que gustan tanto a Steiner, sería un Valente. 
Miguel Ángel Velasco es un poeta de mi generación que publicó libros, ganó premios (el Adonais y el Loewe entre ellos)... Se movió, en lo literario, en torno al poderoso grupo de poetas valencianos encabezados por Marzal y Gallego, pero de él nadie habló más de la cuenta hasta hace poco, cuando, oh casualidad, murió de forma súbita -y a buen seguro injusta- a los 47 de su edad. Que se lo pregunten a Abelardo Linares, editor del último libro que publicó en vida. Tusquets incluye en su colección Nuevos Textos Sagrados La muerte una vez más, reunión de cuatro libros inéditos del poeta mallorquín, Espinas, Historia de las manos, La muerte una vez más y Circulaciones, en edición de Isabel Escudero. En una reseña que no lo es, Santiago Gamboa, compañero de piso de Velasco en el Madrid de los ochenta, recuerda en Babelia al hombre, sobre todo, al amigo, del que dice: "Nunca he vuelto a conocer a nadie tan convencido y seguro de su genio (tal vez Roberto Bolaño, pero ni siquiera)". 
Nada me extrañaría que le concedieran un premio póstumo. Como no es extremeño, puede que hasta le den una medalla. En vida... Entre nuestras muchas curiosidades o defectos, vete a ver, está éste de ensalzar temerariamente a los muertos. Patético. Españoles.