13.4.12

Azúa: autobiografía (o así)

No me resulta fácil hablar de Autobiografía sin vida, de Félix de Azúa (Mondadori). Es casi imposible. Y digo "casi" porque lo inefable (adj. Que no se puede explicar con palabras. RAE) es mentira, como suele recordar GHB.
Le seguía la pista desde que se publicó, hace dos años. Por el autor, al que habitualmente leo, y por la obra en sí. Todo llega. O no, depende. En todo caso, Martín, esto tampoco quiere ser un boletín de novedades.
Aunque no juegue a su favor, es un libro original. Mucho. Quiero decir que nada más lejos de la autobiografía al uso -se mire por donde se mire, al menos por estos lares-, que la forma de abordarla de Azúa. Por eso, verdad de Perogrullo, más allá de acudir a los sagaces críticos (Gracia y Narbona, por ejemplo), no veo otra manera de hacerlo que leer con paciencia el libro en cuestión y formarse, a la postre, una opinión personal, no sé si intrasferible. Otra narrativa, ya digo, atisbo. Me canso sólo de pensarlo.
Un capítulo titulado, precisamente, "Autobiografía" justificaría ese "autorretrato radical y lírico" (Gracia dixit), ese "trampantojo que finge la forma del ensayo, pero que esconde una historia esencial" (Narbona dixit). Eso sí, que se prepare cualquier poeta que lo lea para: o deja de escribir o consulta con su psiquiatra o, en fin, sigue haciéndose el bobo, el loco o el cínico, que es lo que, salvo él, hacemos al parecer todos los que continuamos escribiendo y publicando poemas.
Ah, otra perogrullada: ¡qué bien escrito está! Ya, es Azúa.
Caballos de la cueva de Chauvet