31.10.11

Carta de Soria

Por unas u otras razones, seguía pendiente un viaje a Soria; en concreto, para participar en el jurado de los premios que allí convoca la Diputación: el "Leonor", desde hace 30 años, y el "Gerardo Diego", un poco más joven. Hicimos el camino por Valladolid, aunque recordaba lo bonito que resultó hace unos años por Segovia, por la N-110, que comunica Plasencia con la ciudad castellana. Esta vez no fue tan placentero: las prisas. Uno de los "puentes" más conflictivos del año, en el que muchos salen a la carretera para visitar los cementerios donde descansan sus muertos, no es, además, el mejor para disfrutar del paisaje. Con todo, desde Valladolid hasta Soria, por la Ribera del Duero, al menos hasta que se nos echó la noche encima, disfrutamos no poco de la visión otoñal de los viñedos y de los bosquecillos de chopos amarillos que menudeaban entre inmensas extensiones secas y terrosas, al borde de los ríos. Nos sorprendió la grande e industriosa Aranda, entrevista desde la circunvalación, y nos acordamos, claro, de Eva.
La primera vez que fuimos a Soria, íbamos con el poeta Luciano Feria y su mujer y leímos los dos en el aula del Instituto "Antonio Machado". No nos resultó difícil reconocer el centro de la ciudad cuando, con prisa, intentábamos localizar cuanto antes nuestro hotel, el Alfonso VIII, como el de aquí, pues que compartimos, además de Nacional, rey fundador. Cuando me incorporé por fin a las deliberaciones del jurado, el resto de miembros ya llevaban tiempo enfrascados en las habituales discusiones. Es lo que tiene poder juzgar un puñado de libros dignos de premio. Allí estaban Blanca Andreu, José Ramón Ripoll, Alfredo Taján y Román Piña. Salvo a José Ramón, no conocía a ninguno personalmente. Desde que llegué hasta que nos fuimos a cenar, todo fluyó con naturalidad y las votaciones se fueron decantando sin forzar otra cosa que no fuera una matizada sucesión de opiniones. Un premio limpio, sin duda, como la mayoría de los que se convocan en provincias. Santos Sanz Villanueva, crítico de El Cultural y profesor recién jubilado de la Complutense de Madrid, organizador del jurado, se cuida muy mucho, lo mismo que el excelente equipo de la Diputación capitaneado por Yolanda Martínez, de decir quiénes forman parte del jurado. Para evitar complicaciones, que a uno se le antojan raras, cada año cambian sus miembros. Además de limpieza, ya digo, esto aporta a los premios una diversidad manifiesta. Tras una cena divertida -Alfredo Taján es un conversador nato- y el consiguiente descanso, se nos fue la mañana del sábado en pasear, en comprar la famosa mantequilla soriana y en leer la prensa. Por suerte, tuve ocasión de encontrarme con un viejo amigo, al que conocí en la anterior visita a la ciudad, el poeta Fermín Herrero. Luego fuimos al fallo público de los premios que tuvo lugar en el Aula Magna Tirso de Molina. Allí nos enteramos de quiénes lo habían ganado, la veterana Antonia Álvarez, leonesa residente en Gijón, y la novel Beatriz Viol, catalana ahora en Manchester. Lo mejor del acto lo puso la Joven Orquesta Sinfónica de Soria, dirigida por Salvador Blasco, que ofreció un breve concierto con obras de Mozart. Aquellos chicos y chicas, tocados por la gracia de la música y, por eso, seres bellos, forman parte de una orquesta que sorprendió a todos por su altísimo nivel.
Una comida en medio del campo, en el restaurante del hotel Valonsadero, nos permitió seguir con las conversaciones, esta vez con el mallorquín Román Piña (editor de La Bolsa de Pipas) y su mujer y, cómo no, con el malagueño de Rosario, Alfredo Taján, director del Instituto Municipal del Libro, un narrador de anécdotas, casi siempre hilarantes, hombre culto, enamorado de Egipto y de la historia, que lo mismo te habla de Alejandría que del último chascarrillo poético nacional. Algo, por cierto, que pudimos comprobar en la cena -sí, de Soria hemos traído algunos kilos de más-, más íntima, ya sin autoridades y organizadores, donde Blanca Andreu y él mantuvieron al resto entretenidos y expectantes. Antes habíamos paseado de nuevo por el centro de Soria con Ripoll y Teresa; un callejeo al que volvió a incorporarse Fermín, recién llegado de su pueblo. Hace mil años que conozco a José Ramón, desde que asistió como periodista de RNE, junto a su amigo Jesús Fernández Palacios, al segundo congreso de Escritores Extremeños que se celebró en 1982 en Badajoz. Los ratos de charla que hemos echado en Soria me han confirmado en el afecto que le profeso. De paso, me he traído Hoy es niebla, la reunión de sus tres libros fundamentales.
La vuelta a casa fue menos veloz que la ida. Paramos en Calatañazor (una visita recomendada por Carlos Medrano y por Sanz Villanueva) y en San Esteban de Gormaz (por indicación de Medrano también). Aquí había unas jornadas de dulzaina y varios grupos de músicos (con pinta de progres y maduros profesores de instituto) recorrían la Calle Mayor con sus ancestrales y pegadizas melodías. Un vino de Arzuaga para Y. (yo conducía) y una comida a deshora a pie de carretera fueron las dos últimas paradas hasta llegar a Plasencia. Algo más aireados, menos tensos y sumidos en la dura realidad de cada día, tan empachosa y atosigante a veces.

29.10.11

Otro poema tangerino

Las avispas en el vaso de té.
Dentro y fuera del vaso de té.
Quietas o volando
alrededor del vaso de té.

Allí, el dulzor condensado
en al agua humeante
de intenso color ámbar.
El perfume inequívoco
de las gotas de azahar
y yerbabuena.

Sobre el acantilado,
en aquella terraza
a la sombra del mundo,
cada sorbo era un vuelco
hacia el hosco pasado,
cada avispa un recuerdo
de los años vividos.

28.10.11

Paloma O'Shea

La presidenta de la Fundación Albéniz firma un artículo a favor de la música que publica Hoy: "Las orquestas no, por favor".

27.10.11

Gerardo y ABC

Dentro de un rato, a las ocho, se presenta el libro Gerardo Diego en ABC (1946-1986). Artículos y entrevistas en la Biblioteca de ABC (Juan Ignacio Luca de Tena, 7. Madrid). Al contemplar la obra monumental (casi mil páginas) que ha tenido a bien enviarme Pureza Canelo, publicada por la Fundación Gerardo Diego en su colección "Bodega y Azotea", no pude por menos que recordar a su editor, en sentido literario, Rafael Inglada a quien conocimos en Valencia a finales de los 80, en el famoso congreso de Gallego y Marzal donde la generación poética de esos años se dio a conocer, digamos, oficialmente. Nos vimos, nos presentaron, y Rafael Inglada me espetó, entre risas, una frase que no he olvidado: "Eras más guapo en la foto de El Urogallo", revista madrileña dirigida por mi paisano José Antonio Gabriel y Galán donde ambos aparecimos a título de "jóvenes poetas" en una antología pergeñada, si mal no recuerdo, por Benjamín Prado. La divertida frivolidad de Rafael no casa con el concienzudo y responsable trabajo de Inglada, algo que se reafirma si leemos en la solapa del libro los muchos méritos filológicos y artísticos del poeta malagueño a través de estos años, los muchos que hace que no hemos vuelto a vernos. No hace falta, en fin, recordar la categoría de periódico literario que alcanzó, ay, ABC, ni la estrecha relación que con el diario monárquico madrileño mantuvo el poeta del 27. Por si acaso, queda este libro para la historia. Una obra sólida que está a la altura de su autor y de la Fundación que defiende, ejemplarmente, su memoria.

Surrealista

No me gusta calificar nada que en realidad, digamos, no lo sea con este famoso adjetivo. Y eso, claro, sólo tiene que ver con la literatura y algunos de sus alardes vanguardísticos. A pesar de todo, no encuentro otro modo de nombrar lo sucedido con el Premio de Poesía "Villa de Galisteo", recién resucitado merced al cambio político que tuvo lugar meses atrás en ese bonito pueblo amurallado. Verán, acepté volver a ser miembro del jurado porque lo fui en el pasado y porque su presidente, Eugenio Bueno, y Julián Domínguez, el secretario, son viejos amigos, maestros como yo. También conozco desde hace tiempo a su impulsor, David Martín. Hasta aquí todo normal. Lo surrealista empieza cuando leo en el periódico Hoy el siguiente titular: Javier Vega Barco gana el concurso de poesía 'Villa de Galisteo'. ¿Y quién ha tomado esa decisión?, me pregunto extrañado. No será el jurado del que, presuntamente, formaba parte. No, al menos, contando conmigo. Ante el silencio de los organizadores, hace unos días envié un sms al mencionado David Martín, que fue quien contactó conmigo, para decirle que no había ni un solo poema digno de premio entre los poquísimos que se habían presentado. ¿Estaba votando? ¿Y el accésit? ¿Y el acta? Qué pena me da haberme perdido "la larga deliberación". Me lo cuentan y no me lo creo. Sí, más naufragios en el mar de la mediocridad galardonística. Va tomando aspecto de temible tsunami.

26.10.11

26 de octubre de 2011

Hoy es uno de los días más importantes de mi vida. Mi hijo pequeño cumple 18 años. Ya es mayor de edad. Un ciudadano con derecho al voto (que, además, está deseando votar). Será el primer cumpleaños de su vida que no pasamos su madre y yo con él. La pena se ve de sobra compensada por la alegría de saber que está feliz en Sevilla. Ya pasamos antes otra vez por esto, cuando su hermana alcanzó esta simbólica edad. Qué orgulloso y feliz me siento. Si no fuera por días así... Ahora, que la jornada traiga su afán.

25.10.11

Pero qué dicen

Una vez más -y van...- pretenden tomarnos por tontos. Pertinaz empeño, sí. Que los premios "Ciudad de Badajoz" naufragaron hace años en el mar de la mediocridad galardonística española, tan inútil como castiza, lo sabe cualquier persona medianamente informada que, de paso, lea; esto es, casi ninguna de las cuatrocientas que se reunieron la otra noche en la gala del Zurbarán y, menos aún, los responsables culturales, municipales y regionales, que patrocinan el evento (cómo llamarlo de otra manera). Falta lo que importa: buenos libros y jurados perspicaces, en ese orden. Y sobra el derroche: ¿por qué no recortan en esto? Total... No me extraña que los del "Felipe Trigo", dejados ahora de la mano que mece las subvenciones, estén mosqueados.
Vayamos a lo de esta edición: en poesía, ha ganado un cazapremios. Y de los más reconocidos de España. Basta ver su breve historial. Tanto en 2005 como en 2007 publicó ¡cinco libros! ¡En un año! Un joven valor, por cierto, nacido... en 1942. Ah, en 2006 le premiamos en Almendralejo por su libro Café Zimmermann. No somos infalibles, ay, y este hombre, es todo un profesional. Enhorabuena.
Más joven es el novelista agraciado, que debe haberse tomado al pie de la letra lo de la carrera literaria, pues de seguir así quedará atrás al poeta pronto. ¡Qué ímpetu! Eso sí, ir del "Azorín" (que ganó hace unos años) a esto me da que no es ir por el buen camino.
Lo mejor de la noche fueron las palabras del presidente de la Junta acerca de nuestro "corredor cultural" (sic), que reconoció no saber lo que era, y la rotunda afirmación de que no puede ponerse lo periodístico a la altura de lo literario. Le harán caso, faltaría más, y el premio de Periodismo pasará a otra categoría. Menor, claro. De órdago, querido Larra.

24.10.11

Antonio Salvador Plans

Es una pena que Hoy.es ya no publique al completo las entrevistas sabatinas de Juan Domingo Fernández para "Zona de paso", que uno siempre lee, por cierto, en papel; así, la de Antonio Salvador Plans, catedrático de Historia de la Lengua de la Universidad de Extremadura, medievalista, un sabio de la lingüística especializado en las hablas de Extremadura, persona a la que admiro desde antiguo y de la que he aprendido no poco gracias, sobre todo, a algunas tareas galanianas que hemos llevado a cabo juntos. Placentino de Benicásim, de aquí porque en esta cudad hizo el bachillerato, fue amigo de juventud, nada extraño, de Gonzalo Hidalgo Bayal. ¡Vaya par!

Aramburu y ETA

Conviene escuchar a los que de verdad saben. De lo que sea. Hay tanto aficionado por ahí. Y tanto... Fernando Aramburu reflexiona sobre el presunto final de ETA. "No les hagan caso" es el significativo título de su artículo.

23.10.11

Abrió Puerta Tannhäuser (y estuvimos allí)

Quienes me conozcan o frecuenten este sitio sabrán de mi apasionante vida social. Anteayer, con todo, nos acercamos a la inauguración, ahora sí, de la librería-café Puerta Tannhäuser. Bajamos por la calle del Rey con Juan Ramón Santos (acaba de conseguir la única beca para escritor de la Universidad de Extremadura), que iba para allá, y hablamos, cómo no, de Conversación; nos encontramos con los padres y tíos de Álex Chico (presentaremos su nuevo libro en Plasencia el próximo mes) que venían de allí (aproveché para descargar sobre mi viejo y sufrido compañero del Magisterio algunos malos humores que me ha proporcionado la semana colegial); saludamos, ya dentro, a dos camaradas de la izquierda a extinguir -un joven y un histórico-; charlamos un largo rato con Mario Jiménez, director de Vuelta de hoja, el periódico digital, y de la nueva editorial del mismo nombre donde va a salir una antología de poemas amorosos escritos por extremeños que puede dar que hablar (sobre todo porque el erial crece); rendimos los debidos honores al dueño de la librería-café (la dueña estaba muy atareada) y, claro está, nos tomamos un par de cañas, la segunda a costa del nuevo establecimiento, tan raro y singular en esta ciudad que no acabamos de creernos que exista. ¡Larga vida, valientes!

22.10.11

GHB en Babelia













Una entrevista con Winston Manrique Sabogal y una reseña de J. Ayala-Dip en Babelia de El País dan cuenta, a doble página, de Conversación, el último libro de Gonzalo Hidalgo Bayal. Brindaremos por ello en la ruta de hoy. A debida distancia. Por su consagración babélica.

(La fotografía es de Bernardo Pérez, El País, y, sobre papel, impresiona)

21.10.11

Pregunta

"La única pregunta ahora pertinente es: cuando ETA vea que el Estado de derecho no se suicida para complacerla, cuando compruebe que las cárceles no se abren por mágico conjuro y que no hay mesa de partidos, sino el ya establecido juego parlamentario en el marco constitucional... ¿seguirá resignándose a perdonarnos la vida o volverá a las criminales andadas?". Fernando Savater, El País.

Las cosas del campo

Juan Luis Hernández Mirón -rebautizado por Gonzalo Hidalgo como "el landeriano alto"-, profesor de la Universidad CEU San Pablo de Madrid, ha publicado en Vitrubio un voluminoso libro titulado La poética de José Antonio Muñoz Rojas en "Las cosas del campo", donde da a conocer parte de su tesis doctoral sobre la obra del poeta antequerano. El prólogo, cómplice y divertido, está firmado por Luis Alberto de Cuenca, compañero de consejos superiores y filologías, además de buen amigo.
Aunque dejó dicho al portador del ejemplar -nuestro común primo Paco- que no tenía obligación de leerlo, estoy deseando dar buena cuenta de esas páginas dedicadas a un poeta que, por tradición clásica y formación inglesa, se acercó a la naturaleza con la sensibilidad debida.

20.10.11

Aulas y letras

Abro un libro que ha llegado con el segundo de Álex Chico (Dimensión de la frontera se titula y ya habrá tiempo de volver sobre él), de la colección Siltolá Poesía: Al pie de la letra, de Víctor Jiménez. El nombre del autor, lo siento, no me dice nada. Recuerdo los ensayos de Jaime Gil de Biedma. Y leo. El primer poema alude al centro educativo como parking "vigilado y gratuito" y uno, muy sensible al asunto, sigue leyendo. Con todo el interés. Pronto me doy cuenta, no hace falta adaptación curricular alguna, de que estoy ante el diario, digamos, de un profesor de secundaria. El libro se divide incluso en tres partes: una por trimestre. La vocación perdida, los años universitarios, los compañeros de claustro, las vacaciones que alivian, los alumnos (protagonistas absolutos del invento), las despedidas y los encuentros, los que se van y las que vienen, el sistema educativo y sus problemas, las mil y una situaciones, en fin, con la que se ha de dar de bruces un pobre docente como tantos y que a uno, mientras leía, le han hecho recordar, por ejemplo, a Gonzalo (por el poema "Despedida": "Quiere irse sin fiesta ni homenaje,/ como los dos hablamos tantas veces,/ como el torero aquel al que admiramos./ Sin llamar la atención, discretamente.") y, lo que es peor, a amigos que aún ejercen: a Carlos, a Tomás, a José María, a Margarita, a Néstor... No hace falta decir que el humor, un fino sentido del humor, impregna todos y cada uno de estos versos, cargados de verdad y aun de dolor, por más que matizado o asumido de forma que no falte la sonrisa al pasar cada una de sus páginas. "Tanto dolor se agrupa en este cuerpo,/ que por doler nos duele hasta el horario", escribe Jiménez. Y en el poema final, "Balance": "Lo que la vida entrega lo devora/ el tiempo. Y nadie vive de su renta./ Tampoco vivo del trabajo. A diario,/ soy sólo un profesor de andar por clase./ Me dan pulso otras cosas y otros temas/ que no se compran con un buen salario,/ que no se pagan con el sueldo base./ Mis amigos, mi amor y mis poemas". Nada, dentro de un rato, a clase. Ya otro, después de haber leído Al pie de la letra.

19.10.11

Extraño oficio

"Todo escritor serio se enfrenta a una paradoja: cuanto más escribe, más fácil le resulta escribir; pero cuanto más fácil le resulta escribir, más sospechosa le resulta la facilidad, hasta que por fin descubre que es ella, la facilidad, el peor enemigo de su trabajo. Cuando algo sale a la primera, mal asunto; cuando una frase suena a literatura, peor: la literatura es precisamente aquello que no suena a literatura. Escribir es un oficio extraño. En lo esencial, consiste en complicarse la vida. Para aprenderlo, hay que olvidarlo a diario". Javier Cercas, "Éxito total", El País Semanal.

18.10.11

GHB en Mecánica terrestre

Javier Morales Ortiz ha entrevistado a Gonzalo Hidalgo Bayal en su blog Mecánica terrestre. El titular no engaña: “A menudo el lenguaje es insuficiente, a veces por su malversación, a veces por sus carencias. De ahí la importancia de la literatura y de ahí su necesidad”.

Novedades

Isabel Sánchez, alma del invento, me hace llegar un ejemplar de El placer de leer, catálogo (y más) del XVIII Certamen fotográfico que organiza las Biblioteca Municipal Torrente Ballester de Salamanca con la ayuda de la concejalía de Cultura de su Ayuntamiento. Los premiados de esta edición son, de mayor a menor, Manuel López Francés (por "Lectura escolar I"), Blanca Morales Prado (por "En compañía") y Miguel Planells Saurina (por "Fascinación 2"). Le siguen los numerosos accésits y, entre medias, por aquí y por allá, las no menos interesantes citas literarias sobre el apasionante mundo de la lectura y de los lectores que sólo es capaz de seleccionar una consumada lectora como Isabel. Por decisión suya, se incluye el manifiesto (o así) "Feliz quien ha leído", un encargo, por cierto, de otra bibliotecaria, extremeña también, Leni Ortiz.
Clarín, la revista asturiana, llega a su número 95. Vienen con él un puñado de interesantes ensayos (como el dedicado al diario en la España reciente), unas recuperadas anotaciones venecianas de Silvina Ocampo, poemas de Lêdo Ivo traducidos por Martín López-Vega, narraciones, crónicas de viajes y no pocas reseñas. También "De la vida y los libros", unas cuantas páginas de este blog ("El capricho extremeño de Trapiello", Una interpretación", "La poesía de Rosario Castellanos", "Estudios en la luz, de Pablo Anadón", "Montejo revisitado", "Las razones de Gonzalo Hidalgo Bayal: Conversación" y "Escapada") que sobre el papel parecen algo distinto. Solicitadas por García Martín y tituladas con tino por él, acaso confirmen la vocación de  permanencia que en el fondo tienen, más que una suma de precipitados posts que uno deja caer en la red cada día. Algo que, para alguien tan antiguo como yo (que Volpi me perdone), sólo se constata en lo impreso.

16.10.11

Bejarano

La Isla de Siltolá sigue sorprendiéndonos gratamente. En la hermosa colección Arrecifes publica una antología de Francisco Bejarano (Jerez de la Frontera, 1945), bajo el título Un juego peligroso, que reúne poemas de 1977 a 2002, los años en que ven la luz su primer y último libro, respectivamente. En total, Bejarano ha dado cuatro (y una plaquette: Elogio de la piedra) a la imprenta. Transparencia indebida (1977), Recinto murado (1981), Las tardes (1988) y El regreso (2002). Ni poco ni mucho, lo justo. Lo justo, quiero decir, para ser reconocido como el poeta que es; algo que vino a ratificar en su día el prestigioso Premio de la Crítica.
Su nombre está unido a mi perdida juventud, tanto por su poesía, que seguí desde el principio, como por su labor, junto a Felipe Benítez Reyes, al frente de una revista capital de aquellos años: Fin de siglo.
Su descubrimiento, digamos, es obra de José Luis García Martín y su perspicaz antología Las voces y los ecos, como oportunamente recuerda José Julio Cabanillas en el ajustado prólogo a ésta que comentamos.
En lo personal, Recinto murado y su poema inicial, "La ciudad despoblada", marcan un punto de inflexión en mi humilde mundo poético, si se puede decir así. "Hecho estoy a vivir entre las ruinas/ de esta ciudad. No tengo escapatoria" son versos que hice a la fuerza míos, del mismo modo que asumí otros poemas suyos de cavafiano corte semejante: "Ciudad hostil" y "Ciudad" entre ellos. En "Hacia 1980", de Mecánica terrestre, late la lectura de Bejarano y la improbable confusión entre su ciudad, Jerez, y la de uno, Plasencia.
Durante estos últimos años -hace casi una década que no publica poesía-, Bejarano, un retirado en su más noble acepción, es carne de leyenda. He preguntado alguna vez a otros poetas, alguno de ellos paisano, y cuentan historias que rozan lo increíble. Poco importa. Son sus versos, rescatados aquí, los que pueden (y deben) hablarnos. Y eso hacen, a poco que uno escuche su música callada, su exacta proporción, su transparencia debida. Y hablan de la soledad, del silencio, de la tristeza, del desencanto, del miedo, de la nostalgia y la melancolía, que no dejan de ser los temas dilectos de una voz elegíaca. Al fondo, resuenan, otras voces: las de los clásicos españoles del Siglo de Oro, y ya más cerca, las de Aleixandre (sólo en su primer libro), Cernuda, Cavafis, Brines o Gil de Biedma, sin dejar de lado las de Cántico, pues algo de barroco ha de presuponerse en un andaluz de pura cepa. 
"Para curarme de la melancolía/ escribí versos: no sirvieron de nada", confiesa este niño triste que recuerda a su padre, o el campo de Macharnudo, donde se ubica el paraíso perdido de su infancia. Alguien que vive, ya se dijo, retirado; que se duele de su soledad, sí, pero que la reconoce como elección y, por tanto, la asume sin afectación o patetismo.
Quienes no hayan leído a Francisco Bejarano deberían acercarse a este libro. No creo que les decepcione. Quienes lo hicimos en su día, también. Siquiera sea para comprobar que el tiempo no siempre destruye lo que amamos.

15.10.11

Recordatorio
















Muy oportuno. El que hace el periodista Juan Domingo Fernández de Leticia va del laberinto al treinta, memorable libro de poemas de Felipe Núñez. En su artículo "Una mirada intemporal".

14.10.11

Venecia adentro
















La otra mañana entró en clase mi compañera I. con un libro en la mano. Te lo ha traído Salvador... Reta..., un amigo tuyo, vino a decir. Pregunté si aún estaba abajo. No, ya se ha marchado, contestó. Di las gracias y guardé el ejemplar en la cartera. Se trataba de Laberinto veneciano, de Marina Gasparini Lagrange. Ya hablé aquí de él. Mi amigo Retana, que me lee, lo tenía en su casa de Gredos y, todo un detalle, me lo bajó.
Empezaré diciendo que no es lo que uno esperaba. Lector de libros sobre Venecia (a falta de pan...), pensé, más allá de los clásicos, en los de Brodsky, Susanna, García Martín... En diarios venecianos o en libros de viajeros que pasan por esa ciudad mítica. Pero no, no estamos ante eso ni tampoco ante una guía al uso. Ni Gasparini, venezolana de nacimiento y residente en Venecia desde 2000, es una diletante o una turista, sino una pensadora en toda regla, de esa rama de la filosofía que linda con lo poético, de ahí que uno recuerde, cuando la lee, a Benjamin o a María Zambrano. Para percibir el alcance de su Laberinto basta echar un vistazo a su completa bibliografía. Basta y sobra.
Dije que no era el libro que esperaba, pero no para concluir que su lectura me haya decepcionado. Todo lo contrario. Eso sí, no es el paseo, insisto, que uno imaginó al principio, sino una honda e inesperada reflexión que hace de este libro de aspecto menudo más de lo que parece.
Son once los capítulos que contiene. Al final de cada uno, van las respectivas notas.
El primero alude al mito, al laberinto como concepto filosófico y literario (Borges, Kafka, Benjamin). El segundo habla de Piranesi, de sus carceri, esos "espacios del alma". El tercero se acerca a Tiziano y a otro mito: el de Apolo y Marsias. En el cuarto es Watteau el protagonista, embarcado "hacia Citera", "un sueño que se encuentra en la distancia". Y Turner y, ante todo, Pierrot, "el rechazado", "el símbolo -según  Gautier- del alma humana", "un hombre que no oculta su debilidad". "La tristeza es una manera de ver", concluye Gasparini. El quinto se centra en el muchacho triste de Lorezo Lotto. En la mirada. En el aprender a ver. Pues "Todo rostro cuenta una historia". Los retratos son, así, "silencios cubiertos de niebla". El sexto alude a Canaletto, Guardini y Tiepolo. "En Venecia se sueña con lo inalcanzable y se roza lo perdido", escribe MGL. Y añade: "En Venecia el pasado no se entierra, se muestra". "Venecia se está hundiendo y nosotros la acompañamos en su naufragio". También apunta una incuestionable verdad que han confirmado casi todos los viajeros que por allí han pasado: "Cada viaje a Venecia es la primera vez". Por eso se da en ella esa sensación de pérdida o extravío: "Venecia nos pierde para que nos encontremos". El séptimo capítulo evoca las campanas y hay en él una referencia personal a ultramar, a Venezuela ("que fue bautizada en el recuerdo de Venecia: pequeña Venecia) y a la ciudad natal de Marina Gasparini, Caracas. A otro lugar, sí, pero también a otro tiempo. Los sonidos de las campanas "colman vacíos y dan tono a la soledad". Son "golpes del alma". Como los de la poesía, son "resonancia de lo sagrado". El octavo gira en torno a la perseverancia y a las pietas. Al ser y al hacer conjugados. Y cita a Lezama: "El cumplimiento de todo destino es  sufrimiento". El noveno, uno de los más hermosos, está dedicado al poeta ruso Joseph Brodsky, el autor de Marca de agua (un libro, para mí, imprescindible e imborrable), el exiliado, es decir: quien escribe en un idioma y vive en otro; el mismo que recaló en Venecia durante "19 diciembres", una ciudad que, a la fuerza, le recordaba a su San Petersburgo natal (Oriente y Occidente), siquiera sea por su naturaleza acuática y por el olor de las algas congeladas. En el capítulo nueve vuelve MGL a la mirada, a la visión como revelación. No en vano Manfredo Tafuri ha dicho que Venecia es una "civilización de la imagen". En el décimo explica cómo "contar" la ciudad es lo importante. Ésta o cualquiera. Y entabla un diálogo con uno de los símbolos venecianos por excelencia: La Fortuna della Dogana, de la que hace una lectura iconológica. Se habla allí de la "Venecia caída", de cómo "los griegos la eligieron (a Fortuna) como personificación de la caducidad, de la decadencia". "En el cuento y en el canto, concluye, Venecia prolonga su hegemonía y poder". Al lado del monumento, por cierto, La Salute. No se puede olvidar que la ciudad fue fundada el 25 de marzo de 421, día de la Anunciación de la Virgen. "Las ciudades, escribe Gasparini, dejan de ser invisibles cuando las contamos". El capítulo final se centra en la escultura de "Orfeo y Eurídice", obra de Casanova, y en la poesía. "A través de la lírica llego a la queja en la soy yo". Rilke y sus Sonetos a Orfeo le sirven de referencia para adentrarse en lo que linda con la vida y la muerte. Porque "cantar es descender". Porque "cantar es ser". En suma, "¿Quién habla de victoria? Sobreponerse es todo", como dejó dicho el autor de Elegías de Duino.

13.10.11

Educación y fútbol

Víctor Peña Dacosta publica un interesante artículo, "El ciclo de la vida", en El sentimiento trágico de la liga. Para que luego digan que uno tiene "aversión balompédica".

Gallinero

De aurora boreal. Y luego se extrañan de que los ciudadanos les consideremos un problema. Y más.

José Antonio Muñoz Rojas: un congreso

Bajo el título José Antonio Muñoz Rojas. Universos de vida y creación, va a tener lugar en Madrid, en la Universidad San Pablo-CEU, un congreso sobre la obra del poeta malagueño (de Antequera) con motivo del 60 aniversario de la primera edición de su libro Las cosas del campo.

12.10.11

Noticia de Pablo D'Ors

Una editorial italiana acaba de firmar con Anagrama y Pre-Textos la compra de los derechos de todos los libros de Pablo D'Ors. En 2012 saldrá traducido El estreno, Il debutto; en 2013, Lecciones de ilusión, La consolazione della fantasia; y así sucesivamente, uno por año, el resto: Las ideas puras, El amigo del desierto y El estupor y la maravilla. Esto va a suponer, nos cuentan, unos 20.000 libros suyos repartidos por Italia en los próximos cinco años.¡Enhorabuena, amigo!

Política

1. Sólo hay algo más penoso que hacerse cargo de una previsible derrota: alardear impúdicamente, antes de tiempo, de una probable victoria.
2. Si tan duros y difíciles van a ser los tiempos venideros, ¿por qué celebran con tanta alegría y alboroto su inminente triunfo?
3. Para un pobre votante de la provincia de Cáceres, lo peor no es tener que elegir entre Alfredo P. Rubalcaba y Mariano Rajoy, por hablar sólo de los partidos mayoritarios y de los cabezas de lista, sino escoger entre la socialista Leire Iglesias (Directora General del Instituto de la Juventud de España en el primer gobierno de Zapatero) o el popular Carlos Floriano (al que algunos ya ven, será broma, de ministro).
4. El líder del PP extremeño dijo en Málaga que los socialistas conocen el campo por los documentales de la 2 (de TVE). Una feliz ocurrencia, sin duda, que me ha llevado a recordar que no pocos populares extremeños saben lo que es "cultura" porque va detrás de "agri".
5. Lo de contratar a familiares directos como cargos de confianza por parte del PP es una absoluta vergüenza. Lo más grave: que no entiendan el porqué.Y mira que el nepotismo es viejo.

11.10.11

Anónimo valentiano

José Ángel Valente y mi padre nacieron el mismo año: 1929. Diario anónimo (Galaxia Gutenberg, edición de Andrés Sánchez Robayna) empieza en 1959, el año en que uno nació, y termina en 2000, cuando murió el poeta gallego y, oh casualidad, también mi padre. Precisamente, estando éste  hospitalizado por culpa de un infarto, recibí una llamada telefónica del Valente para animarme. Me dijo que él había pasado por uno y se había recuperado (después le sobrevino otro, nos cuenta en este libro). Al final fue el cáncer quien se llevó a los dos. Si a este gesto, propio de una amistad que no teníamos, añado que le eligió a uno, poeta en cierne, para presentar en la sede madrileña de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando su libro Al dios del lugar -que inauguró la colección Nuevos Textos Sagrados de Tusquets-, no tengo más remedio que reconocer una deuda de gratitud y de afecto hacia él.
No compartí sus opiniones sobre la poesía de los 80, entendida como el bloque homogéneo que no era, y su reprobación, también en conjunto, del premio Loewe. Tampoco me agradó, como a cualquiera (lo reconozca o no), que no tuviera en cuenta mis poemas para la polémica antología Las ínsulas extrañas, de la que fue mentor. (Al menos me alegré por mi amigo Ángel Campos, que sí está, a quien menciona Valente en Diario anónimo, con motivo de su viaje a Badajoz para leer en el Aula Díez Canedo.) Nuestro último encuentro tuvo lugar en 1999, en el Palacio Real de Madrid, cuando le entregaron el Premio Reina Sofía. Escribí una breve crónica que publicó ABC. Para entonces su salud estaba ya muy deteriorada.
Dejando al margen lo personal, confieso que de joven fui un lector fervoroso de su poesía y, sobre todo, de sus ensayos. Si tuviera que escoger un solo libro suyo, optaría por Las palabras de la tribu, una obra mayor del pensamiento poético. Por lo demás, creo que "Cruzo el desierto" ("Cruzo un desierto y su secreta/ desolación sin nombre"), el primer poema de su primer libro, acaso baste para que se le reconozca su lugar en el canon de la poesía española contemporánea. Sí, como tantos de mi generación, prefiero la primera parte de su obra, que Valente nunca quiso reconocer como distinta del resto, la que de verdad tiende al "punto cero" y, en suma, al silencio (que aquí dio lugar a una presunta tendencia enfrentada a la denominada "de la experiencia"). Con una excepción: Fragmentos de un libro futuro, ya póstumo. No hace falta decir que a todo poeta, y Valente lo fue, se le ha de abarcar por entero, de principio a fin, errores inclusive. Más a alguien que quiso escribir "peligrosamente". A quien creyó, con Wittgenstein, que "todo ocurre en el lenguaje".
En Diario anónimo hay mucho de taller. De acopio de notas de lecturas que se guardan de cara a un poema, a un ensayo, a un artículo; de palabras de otros que se apuntan para lo mismo. Más indicios que pruebas, parafraseando a Char. No es un diario al uso. Hay poco del hombre, salvo en los momentos en que aborda la pérdida terrible de su hijo Antonio y las secuelas de un hecho dramático que nunca olvidará, o cuando evoca a su amigo Costafreda, o, en fin, cuando alude a Coral, su compañera del alma, a quien tuvimos la suerte de conocer. Del Valente más esquinado, apenas indicios; por ejemplo, la descalificación del poeta Martínez Sarrión (que hace unos días puntualizaba en El País).
Si al principio cuesta leer tantas citas de otros (traducidas en letra menuda a pie de página) y tan pocas reflexiones propias, de cierta enjundia, a medida que se avanza en la lectura todo cambia. Para quienes hayan frecuentado su obra, eso sí, no habrá muchas novedades en este libro. Las claves de su manera de decir, de su poética, están aquí de forma semejante a como aparecieron formuladas en textos y ensayos anteriores. El silencio, la meditación, la mística, el zen, la cábala y lo judío, etc. Pasa igual con los pocos poemas que se incluyen.
Visto con cierta perspectiva, apabulla la voracidad lectora de Valente, propia de un lector curioso, omnívoro y total que dominaba varias lenguas. Fue además un adelantado: leyó a autores que a España llegaron mucho después, algo que propició su decidida vocación de extranjero. También supo anticiparse en el interés por la ciencia, tan ligada a la poesía moderna.
No pocos se han pronunciado ya acerca del libro. Lo mejor y más completo que he leído es seguramente la reseña firmada por Benjamín Prado en Babelia. Dos poetas, por cierto, en las antípodas. Entre otros aciertos, incluye el 90% de las citas que uno fue apuntando en su cuaderno mientras leía.
Una curiosidad final. El 5 de julio de 1981 anota: "Posible título del nuevo libro de poemas: Territorio". Por entonces, sin saberlo, ya tenía claro que el primero de los míos se acabaría titulando así.

10.10.11

Más de la Plaga

Manuel Simón Viola y Javier Pérez Walias comentan también el librino.

La entrevista a Tranströmer

En Papeles Perdidos, el blog de Babelia, se cuentan los entresijos de esa primicia, de cómo el poeta salmantino Juan Antonio González Iglesias entrevistó al flamante Premio Nobel de este año.

Escribir, leer

"En rigor, no hay recompensa más digna que la de comprobar que no se ha trabajado en vano, que lo que uno hizo con perseverancia y esmero en su soledad laboriosa resulta útil, significativo, quizá deleitoso, para los demás". Fernando Aramburu, "La literatura y los que la leen", Babelia, El País.

9.10.11

Juegos para aplazar la muerte

El nombre de Luis Alberto de Cuenca menudea en los periódicos. Porque ha sacado un disco con Loquillo, porque ha publicado una nueva antología en Renacimiento, porque Jesús Marchamalo inspecciona su biblioteca en Donde se guardan los libros... También porque La Isla de Siltolá, en su colección Anejos de Siltolá, ha editado En la cama con la muerte (25 poemas fúnebres), un precioso libro con poemas referidos, claro está, a esa señora, ilustrados con fotografías de Miguel Fernández-Pacheco y Marcela Lieblich realizadas en cementerios de todo el mundo, donde se aprecian detalles escultóricos de tumbas y panteones.   
Se abre con "La tristeza", poema que por sí solo, Borges mediante, justificaría cualquier libro y, de paso, la categoría poética de su autor. Le siguen, entre mis preferidos, "Cnoso", "Cuando pienso en los viejos amigos", "Epigrama", "La muerte enamorada", "El regreso", "Isabel"...
El espíritu de la obra (y esto vale para esta antología y para todo lo demás) se encierra, a mi modo de leer, en un verso de "Collige, virgo, rosas": "Y que la negra muerte te quite lo bailado", que para alguien que no sea del Barrio de Salamanca, terminaría con un castizo "bailao".

GHB: una entrevista

La firma Mercedes Barrado en el diario Hoy.

8.10.11

Leyendo a Bernad

Lo normal es leer hacia delante, pero con Olga Bernad voy hacia atrás. Quiero decir que, tras la sorpresa de Nostalgia armada, acabo de leer Caricias perplejas, su primer libro, publicado, como aquél, en La Isla de Siltolá.
Ya no era Bernad una de esas jovencitas digna de alardes antológicos cuando apareció. Y eso se nota. Del mismo modo que se aprecia a la filóloga que está detrás. Esto no es óbice para que el lector no reconozca la pasión, la claridad de ideas, el arrebato incluso, con el que está escrito. Y todo por culpa de la perplejidad, gracias al asombro que atraviesa cualquier vida de verdad vivida, más allá de las caricias y de los títulos.
He leído Caricias perplejas con una sensación de velocidad que atribuyo a su ritmo poderoso, a una manera de decir atenta, ante todo, a la necesidad de expresar lo que nos pasa. Son versos inspirados sujetos a una música que se presume anterior a las palabras. Dan fe de esa "fatalidad" de la poesía a la que alude el prologuista, Juan Manuel Macías. Hay algo que decir. Y se dice. Lo que no podemos afirmar de todos los poemas, de todos los libros de poesía. (Que se lo digan a uno, que anda entre los originales de un premio para noveles.)
Prima aquí lo amoroso y la línea es clara. Pero no hay escuela, hay voz. La que, más atemperada, serena y madura, ya escuchó uno entre los versos de Nostalgia armada.
Doy por hecho que Olga Bernad lee muy bien sus poemas. Parecen escritos para ser leídos en voz alta. Vamos, que soportarían esa prueba sin mayores problemas. Se mezclan en ellos la elegía y el canto, la inevitable soledad y la más dulce compañía, la tristeza y la felicidad, frágil y transitoria siempre.
Escrito en unos pocos meses, Bernad define su obra como la "crónica de un asombro". De él, gustosamente, damos cuenta. Como si hiciera falta.

7.10.11

Adiós, querido Félix

No me lo puedo creer. Leo en El País que esta mañana ha muerto Félix Romeo, a quien estimé tanto. ¡Qué golpe, amigo!

Parafraseando a Pacheco

De su poema "El fin del mundo": "El fin de la crisis ya ha durado mucho/ Y todo empeora/ Pero no se acaba".

Milosz de nuevo

Martín López-Vega publica en su nuevo blog de El Cultural "Tres coloquios sobre Milosz", "uno de los poetas más hondos, originales e imprescindibles que nos dejó el siglo XX". Incluye el poema del polaco que prefiere, Mittelbergheim, alude al especial de la revista Turia y al "homenaje más hermoso que este año se le ha rendido a Milosz": el libro An invisible rope: Portraits of Czeslaw Milosz (Ohio University Press), organizado por Cynthia L. Haven, "recoge textos de amigos y estudiosos del poeta polaco, además de algunos de los mejores poetas contemporáneos".

6.10.11

Zumbel

En el blog de Andrés Trapiello, a propósito de una entrada de ayer.

El Premio Nobel 2011 es para...

 ¡Tomas Tranströmer! Los suecos se premian a sí mismos. Hay, con todo, poeta. Un digno merecedor del premio. Su libro El cielo a medio hacer, publicado por Nórdica, lleva meses y meses en las listas de más vendidos.
(Acabo de comprobar un novedad de Nórdica: su autobiografía: Deshielo a mediodía.)

"Va' pensiero"

Me recuerda Julián Pérez, a quien agradezco mucho su carta, lo que pasó el pasado 12 de marzo cuando Italia festejaba el 150 aniversario de su creación y con esa ocasión se representó en Roma la ópera Nabucco, de Giuseppe Verdi, dirigida por el maestro Ricardo Muti. Pérez añade: "Nabucco evoca el episodio de la esclavitud de los judíos en Babilonia,y el famoso canto "Va' pensiero" es el canto del coro de esclavos oprimidos. En Italia, este canto es un símbolo de la búsqueda de la libertad (en los años en que se escribió la ópera, Italia estaba bajo el imperio de los Habsburgo). Antes de la representación, Gianni Alemanno, alcalde Roma, subió al escenario para pronunciar un discurso en el que denunciaba los recortes del presupuesto de cultura que estaba haciendo el Gobierno, a pesar de que Alemanno es miembro del partido gobernante y había sido ministro de Berlusconi. Esta intervención del alcalde, en presencia de Berlusconi que asistía a la representación, produjo un efecto inesperado. Ricardo Muti, director de la orquesta, declaró al Times: "La ópera se desarrolló normalmente hasta que llegamos al famoso canto "Va' pensiero". Inmediatamente sentí que el público se ponía en tensión. Hay cosas que no se pueden describir, pero que uno las siente. Era el silencio del público el que se hacía sentir hasta entonces, pero cuando empezó el "Va' Pensiero", el silencio se llenó de verdadero fervor. Se podía sentir la reacción del público ante el lamento de los esclavos que cantan: "Oh patria mía, tan bella y tan perdida". Cuando el coro llegaba a su fin, el público empezó a pedir un bis, mientras gritaba "Viva Italia" y "Viva Verdi". A Muti no le suele gustar hacer un bis en mitad de una representación. Sólo en una ocasión, en la Scala de Milan, en 1986, había aceptado hacer un bis del "Va pensiero"."Yo no quería sólo hacer un bis. Tenía que haber una intención especial para hacerlo" - dijo Muti -. En un gesto teatral, Muti se dio la vuelta, miró al público y a Berlusconi a la vez, y se oyó que alguien entre el público gritó: "Larga vida a Italia!". Muti dijo entonces: "Sí, estoy de acuerdo: Larga vida a Italia", pero yo ya no tengo 30 años, he vivido ya mi vida como italiano y he recorrido mucho mundo. Hoy siento vergüenza de lo que sucede en mi país. Accedo, pues, a vuestra petición de un bis del "Va' Pensiero". No es sólo por la dicha patriótica que siento, sino porque esta noche, cuando dirigía al Coro que cantó "Ay mi país, bello y perdido", pensé que si seguimos así vamos a matar la cultura sobre la cual se construyó la historia de Italia. En tal caso, nuestra patria, estaría de verdad "bella y perdida". Muchos aplausos, incluidos los de los artistas en escena. Muti prosiguió. "Yo he callado durante muchos años. Ahora deberíamos darle sentido a este canto. Les propongo que se unan al coro y que cantemos todos el "Va' pensiero". Toda la ópera de Roma se levantó. Y el coro también. Fue un momento mágico. Esa noche no fue solamente una representación de Nabucco, sino también una declaración del teatro de la capital para llamar la atención a los políticos". 
Lo que pasó está aquí. Emocionante, sin duda.

5.10.11

Las poéticas quinielas del Nobel

Según las agencias de noticias, Haruki Murakami encabeza las quinielas al Premio Nobel de Literatura 2011. Le siguen en la lista de candidatos,  poetas como el sirio Adonis, el sueco Tomas Tranströmer, el australiano Les Murray y el polaco Adam Zagajewski.
De Murakami no he leído nada, pero mi mujer ha devorado todo lo que ha venido publicando Tusquets, que es mucho. Eso sí, no pocos de esos libros se los ha regalado uno, que conste. Me alegraría por la editorial. Y tanto o más por el resto de poetas mencionados. He leído más de unos que de otros (todos están traducidos, por suerte, al español), pero mi favorito es Zagajewski,  por más que todos lo merezcan.

Entrevistas (Trapiello y Llop)

Una la ha publicado La Gaceta (toco madera) y la firma E. García-Máiquez. Suscribo, con permiso de su autor, las palabras finales: "Porque yo soy alguien que lo poco o mucho que ha querido decir, lo ha querido decir por escrito, no hablando."
La otra está firmada por M. Elena Vallés y la publica Diario de Mallorca. ¿Usted es poeta a tiempo completo?, le preguntan, y él responde: "–Nadie lo es y quien diga que sí es un farsante o se quiere llevar a la chica a la cama. Sólo se es poeta de verdad mientras se escribe un poema. Lo demás es una forma de vida".

4.10.11

Goytisolo dixit

«La palabra poética nos abandonó. La persistente inclinación nacional por los malos, pero ardorosos poetas, tardó en enmendarse y se convirtió, como dijo un crítico en un acceso de lucidez, "en una nueva forma de calamidad pública". Es ya hora de que revisemos nuestros esquemas heredados de generación en generación, y dejemos de llamar poesía a lo que no lo es». Juan Goytisolo, en El País. ¡Lo que le habrá gustado este artículo al dieciochesco profesor Lama!

3.10.11

De Milosz

Xavier Farré ha dejado por unos días su querida Cracovia (donde, al parecer, el otoño está siendo delicioso) para viajar a España. Tras dar una charla en Barcelona sobre la traducción de Szymon Laks, hoy interviene en un simposio que tendrá lugar en el Círculo de Bellas Artes de Madrid con motivo del centenario de Milosz, del que, ya saben, es traductor. En una carta reciente, me comentaba que saldría en El País un audiobook con poemas del poeta polaco recitados por Aitana Sánchez-Gijón y José Luis Gómez. Pregunté ayer en varios quioscos del pueblo y no hubo suerte. Con todo, el lector de Milosz puede acercarse a esas versiones gracias a Culturepl y al Program Kulturalny 2011 Polskiej Prezidencji. Que lo disfruten.

2.10.11

Axel Hütte

El fotógrafo alemán expone en la galería Helga de Alvear Rheingau, que es el nombre que recibe la región agraria que se extiende a orillas del Rin, desde Wiesbaden hasta Frankfurt am Main.
Hütte (Essen, Alemania, 1951) es el autor de esta fotografía de Yuste que, como ya he contado, coloco como fondo de escritorio en cuanto llega el otoño. Pura poesía.

1.10.11

Trazos, el regreso

Con subvención o sin ella (el dato se me escapa), vuelve Trazos. No en forma de suplemento, sino inserto en las páginas de cultura del diario Hoy. Cuatro páginas para recoger, comentar y criticar lo de aquí. Se mantienen, por ejemplo, la columna de Mercedes Barrado (Un mundo raro) y las reseñas semanales de Quique G. Fuentes y M. Simón Viola, esta vez dedicada a Conversación, de GHB. Crítico invitado, Ayala-Dip. Algo es algo.

Milosz y Zagajewski

De poeta a poeta. De polaco a polaco, aunque ninguno de los dos naciera en suelo de Polonia. Zagajewski escribe sobre Milosz, "quien supo pensar y cantar: una combinación inusual en los dominios del espíritu". Celebra su primer centenario con "Cantar y pensar", un excelente artículo que publica El País.

Música, maestros

Bueno, bueno, bueno. Cómo estará el cotarro cultural por estos lares que dos de los tres palmeros oficiales del PP extremeño, sector ilustrado (un decir), han escrito esta semana en contra de la nefasta política llevada a cabo, hasta ahora, por los suyos; esto es, por los recién llegados. El pretexto: la amenaza de acallar la orquesta. La temible conclusión, unánime (para algo son íntimos): la cultura, para las nuevas autoridades, es un lujo. Ya sólo me falta leer al tercero quejándose. Dios no lo quiera. Estaríamos en fase terminal.