27.2.11

Cisne negro

Fuimos ayer a verla. Con indudable deseo, lo que no siempre es garantía de nada. Pasa con las películas, con los libros, con todo. Nos sobrecogió. Es difícil, pero se podría resumir en una palabra: intensidad. Eso sí, tiene razón el crítico Jordi Costa cuando dice en su reseña de El País: «El clímax final conquista la grandeza de lo inefable: una apoteosis de cine puro, que de ningún modo puede (ni, por supuesto, merece) ser reducida a palabras». Ver, oír y callar.