28.2.11

Noticia de Tomás Pavón

Nos encontramos, muchos años después, en la presentacion de la poesía reunida de Basilio Sánchez. Hablamos al finalizar el acto y me comentó que había publicado un libro del que uno no tenía noticia. Ya lo he leído. Se titula El desván de la memoria y lo publicó Libros del Oeste en abril de 2009. Para quienes hayan transitado por su literatura, escueta pero precisa, ahí no hay sorpresas. Bajo el rótulo de novela (ese bendito cajón de sastre que admite casi todo), Tomás Pavón aborda el asunto, claro está, de la memoria, la de la infancia de un personaje que, como él, la vivió entre las décadas de los sesenta y setenta, que es cuando la vivió también uno. Lo digo porque para quienes estamos en esa misma circunstancia la lectura de esta obra es mucho más cercana. Es más sencillo conseguir ese efecto de verosimilitud que te permite mimetizarte  incluso con el protagonista que vive cosas parecidas a las tú viviste y está rodeado de nombres que te resultan del todo familiares. Poco importa, en suma, que él viva en Londres y recuerde, a partir de una fotografía, sus largos veraneos en Alhacel, en casa de sus abuelos. Por lo demás, el libro está escrito con la debida naturalidad, con una prosa sencilla que acompaña al lector, sin sobresaltos, por los cabotajes del innominado protagonista. Allí, el pop y sus conjuntos, el mundo de los cómics (que tanto le gusta a Pavón, autor de El cuaderno de Corto Maltés), los cines de verano, las bicicletas (que son para ese tiempo), los aventis (hay un homenaje explícito a Marsé), los libros de aventura (Salgari, Verne...), los álbumes de cromos. Además, su amigo el Tuerto y su abuelo Conrado, a través del cual Pavón alude al exilio interior de aquellos años, no se olvide, de ominosa dictadura.
Más que nostalgia, el libro destila melancolía. A ese tono contribuye no poco la escritura monologada del mismo, como es obvio. "La memoria -se puede leer- precisa lentitud". También que el hombre moderno ha perdido "el hábito de recordar". Pavón, con esta novela, nos permite hacerlo de nuevo.  Nos permite viajar con él a una edad perfecta que, como cualquier paraíso, es una edad perdida.

27.2.11

Ferlosio, por Lucas

Esta mañana he ido temprano al molino con mi suegra. Había que arreglar el motor. Mientras esperábamos al técnico, me he sentado al sol para leer la prensa. En El Mundo, Antonio Lucas conversa con Rafael Sánchez Ferlosio. "No me gusta exagerar", dice el "ex-critor". A uno tampoco (¿eh, Fernando?), pero no veo manera de rebajar el calificativo y declaro sin ambages que la entrevista es magistral. Por cómo la ha escrito Lucas (Álex, una gozada) y por cómo responde Ferlosio (Gonzalo, qué te voy a contar). El título: "Estamos dirigidos por ignorantes". Me suena.
Este "lobo moderno", como le llama el periodista poeta (o viceversa), acostumbrado a "sólidas soledades", dice, como siempre, palabras llenas de verdad. Y de sentido. Ni una, claro está, de desperdicio. Todo un ejemplo, mal que le pese al sabio de Coria.

Cisne negro

Fuimos ayer a verla. Con indudable deseo, lo que no siempre es garantía de nada. Pasa con las películas, con los libros, con todo. Nos sobrecogió. Es difícil, pero se podría resumir en una palabra: intensidad. Eso sí, tiene razón el crítico Jordi Costa cuando dice en su reseña de El País: «El clímax final conquista la grandeza de lo inefable: una apoteosis de cine puro, que de ningún modo puede (ni, por supuesto, merece) ser reducida a palabras». Ver, oír y callar.

26.2.11

López -Vega y Zagajewsji

Martín López-Vega, que ha vuelto a reabrir su blog, rescata un artículo sobre Zagajewski publicado "en Letras Libres allá por 2002, en tiempos de Jordi Doce", y una entrevista que aparece en el último número de Clarín. Dese prisa, que este hombre echa el cierre cuando menos lo esperas.

25.2.11

Días

Ayer, como hoy, hizo un día espléndido, por usar ese adjetivo que tanto le gusta al amigo Castelo. El primero del año de estas características, lleno de luz y de sol. Di el paseo largo, hasta la presa del km. 4 (que es el 5 de la N-110) por la margen izquierda del Jerte y regreso por la otra vertiente. Más de dos horas de caminata que me supieron a gloria. A los pies, no tanto.
Echo de menos aquellos antiguos paseos por los alrededores del molino que se fueron para, me temo, nunca volver. También para estos, urbanos y de sobremesa, uso los términos "largo" y "corto". Éste, con los años, se ha ido haciendo cada vez más largo. Raro es el día en que no me acerco, orilla arriba, hasta la pasarela del molino "de la pared bien hecha", a la altura de La Chopera, y regreso por el otro lado, río abajo, hasta la otra pasarela, la de "Pepe Neria", en el Barrio de San Juan. De allí, a casa. Éste dura hora y poco.
Lo malo es que con la llegada del buen tiempo no soy el único que se tira al camino y el paseo se llena de gente que viene y va y, lo que es peor, de veloces bicicletas que van y vienen.
Anuncian para el domingo un cambio brusco de tiempo con bajadas de temperaturas. Casi mejor. Ayer di el primer paseo del año en mangas cortas y sólo estamos en febrero. En febrerillo "loco", es verdad. El 27 cumple años Y. Años atrás, lo hemos celebrado en el campo con días así y días asá. En algunas fotografías estamos fuera y casi de verano y en otras dentro y con la chimenea encendida. El caso es seguir, como quiera que sea.

Del blog de Sánchez-Ostiz

«ESTA mañana, en el supermercado, me acordaba de algo que me dijo Félix Grande, aquí en Baztán, pero en 1974, en Casa Echeverría, en Arizkun (hay una fotografía por algún lado, quizá pérdida como otras): "No le cuentes tus penas al prójimo, que le divierta otro"». Aquí.

24.2.11

Un rodeo

Cambio de rumbo para volver del colegio a casa y me encuentro con la calle Adamaditas; en realidad, un callejón sin salida con un nombre llamativo. Enfrente, una tienda de productos naturales que fue un bar al que uno iba de crío a comprarse bocadillos en los recreos. Más arriba, la plazuela de Carreteros, donde he recordado las aceitunas de la señora Longina. Al lado, la casa del practicante, don Paco, y el recuerdo de aquella tarde en que tuvo que ponerle unas grapas en el muslo a mi hermano Fernando. Se había cortado un rato antes con una viga mientras jugaba conmigo en la calle. Subiendo, las traseras de lo que fuera el patio de mi colegio, San Calixto, y las ventanas y balcones de la UNED, entonces del Manicomio de Plasencia. Y la Academia, también dependiente del colegio, donde uno estudió 1º y 2º de bachillerato. Los viernes por la tarde asistí allí a algunas reuniones de los "tarsicios", más que nada para recoger y soltar libritos con vidas de mártires y santos. Luego... Hay que ver lo que da de sí la memoria en poco rato. A costa de un pequeño rodeo.

23.2.11

Jaccottet

Jaime Siles reseñó el pasado sábado en ABC Cultural el libro Aires, de Philippe Jaccottet, en traducción de Rafael-José Díaz, uno de los dos primeros volúmenes de la colección de poesía de la Fundación Ortega Muñoz.

22.2.11

Noticia de Luis Javier Moreno


















Segunda antología es el juanramoniano título que ha elegido Luis Javier Moreno para reunir poemas escritos entre 1967 y 2007 y que ahora publica la Diputación de Salamanca en una sencilla y bonita edición con dibujo de Mon Montoya en la cubierta. Para celebrar esta nueva salida a escena, se ha acompañado de cuatro prologuistas de excepción: José-Carlos Mainer, Fernando R. de la Flor, Ángel Luis Prieto de Paula y Juan Manuel Rodríguez Tobal, lo que ayuda no poco a situar su obra en el tiempo que le ha tocado vivir, por más que la suya, como toda poesía de verdad, esté llamada a franquear esa caducidad inevitable. Para quienes ya hemos venido leyendo a Luis Javier Moreno, la antología nos permite reconciliarnos con un autor nada pródigo y más bien secreto, al menos en los últimos años. Para lo que desconozcan su poesía, una excelente ocasión de descubrirla. Habrá más de una sorpresa, seguro. Para unos y otros, por los inéditos incluidos, el libro nos permite comprobar que el pulso no le falla y que nuevas obras nos depararán nuevos momentos de felicidad poética. Tiempo al tiempo.
Salamanca, la ciudad de su juventud estudiantil (con Áníbal Núñez al fondo), Rota, la de su juventud profesoral (donde dio clases a Felipe Benítez Reyes y a la que ha dedicado un extenso, espléndido poema) o Segovia, la ciudad donde vive (y en la que nació en 1946), son algunos de los "paisajes del alma" (Mainer dixit) de este "tratado de lugares" (De la Flor dixit) que es su poesía, aunque como buen viajero haya estado en muchos sitios. De esos otros lugares, de cuanto le ha pasado y de los libros que ha leído, también se da buena cuenta en su obra, cernudiana en más de un sentido. "¡Mi vida se ha movido en tantas direcciones! / ¿Soy el tiempo que fui? ¿Soy sus lugares?", se pregunta el poeta.
También se da cuenta de su faceta de traductor, pues sus traducciones son, al fin y al cabo, poemas propios, como explica muy bien Rodríguez Tobal. De ahí que al final del volumen se incluyan algunos de Horacio, cummings (sic) o Robert Lowell; de LJM, vamos. "Sólo soy un poeta adicto a sus maestros", ha escrito. Un acierto más que sumar a esta antología que recupera a un poeta novísimo, por edad, que nunca lo fue. A un solitario rodeado, siquiera en la distancia, de fieles lectores y amigos del que Prieto de Paula, con sobrada  solvencia, dice: "la obra de nuestro autor ha debido soportar el silencio inhóspito de quienes no captan la singularidad de una voz tan auténtica, sin la guarnición de los premios y convocatorias sociales, poco amiga de la ostentación y la charlatanería, despegada del sentido de la oportunidad, la conveniencia o la connivencia".
Al fin y al cabo, como dejó dicho en un poema que tuvo a bien dedicarme, "Somos / la maltratada piedra del románico, / meada por perritos con patucos y gorro / de caciques de estaca en la provincia".
Termino con otros versos, de su poema "Último parlamento de Horacio" (significativo por la importancia que ha tenido en su poesía el recurso del monólogo dramático):
Píndaro es inmortal.
Yo, en cambio, soy abeja del Matino
que en los tomillos liba laboriosa
y en los alrededores del Tíbur con paciencia
escribo, con esfuerzo, en mi modestia,
mis propios versos minuciosamente.

21.2.11

Por libre

Sí, de ir "por libre" se trata. Más a esta edad. Nunca lo ha sentido uno mejor y más completamente que aquí. No es poco. Pero no me engaño: es que tampoco podría serlo en ninguna otra parte.

20.2.11

FP

Ayer, en Trazos (del diario Hoy) se publicó un artículo sin firma titulado Fernando Tomás Pérez, un intelectual al servicio de la sociedad. En la sección del suplemento dedicada a la propaganda institucional (para eso lo patrocinan). Bien, menos es nada.
El firmante del artículo que originó la movida también opina.

Avanti, un año

Pablo Luque ha organizado un acto para (re)presentar Avanti. Poetas españoles de entresiglos XX-XXI. Será el próximo día 25 en el Café Libertad de Madrid. 
Aquí se puede ver y escuchar la presentación del Ateneo, hace un año.

18.2.11

Alguna conclusión

Susi, la mujer de Fernando Pérez, me escribe: "¿Qué diría tu amigo?, ¿te lo imaginas?" Ya me lo había preguntado yo mismo. Cómo para tantas cosas tantas veces. Él era un referente y lo sigue siendo, a pesar de la muerte. Él y otros amigos, como Ángel Campos, que se quedaron por el camino. Me digo a veces: ¿qué haría Fernando?, ¿cómo actuaría Ángel? Por suerte, aún puedo descolgar el teléfono o enviar un e-mail y consultar o comentar tal o cual cosa a personas con criterio que siguen viviendo en Extremadura. O fuera. Ninguna, por cierto, en la actividad política.
De todo lo sucedido con la Nómina de Barcarrota (hoy hace una semana, sólo eso, del artículo del Hoy y menos aún del de El Mundo), uno saca distintas conclusiones, algunas ya han sido expresadas aquí. Una de las más generales es que todo esto ha sido una consecuencia, entre muchas, de haber puesto la política cultural extremeña en mano de aficionados, o ni eso. Del más alto cargo al menos relevante de la Consejería del ramo. Con escasas excepciones, aunque haberlas haylas. No me refiero a los técnicos con responsabilidades sino a los llamados cargos "de libre designación". Sí, uno también lo fue,  con sus errores y sus aciertos, pero tuve suerte y trabajé para gente que sabía lo que se traía entre manos. Y que eran capaces de transmitir esa forma de hacer. Por eso, algunos que entonces ya estaban allí sabían a qué atenerse y ahora, en otras circunstancias, a falta de referentes, se ve que no. Uno podía mostrar el debido respeto y asumir sin excesiva dificultad las decisiones que se tomaban. Además, se tenían en cuenta las opiniones ajenas. Hasta que... Cinco años de seis, no es mal balance.
El de esa nefasta incompetencia a que aludo es un convencimiento que tengo desde hace tiempo. No es la primera vez que se me lee o que se me escucha. A los hechos, estos de ahora -tan lamentables, tan bochornosos, dignos de ser recordados y no olvidados sin más- me remito. Por seguir generalizando, hemos pasado de ser un ejemplo a todo lo contrario. Y en terrenos donde antes pisábamos con fuerza. Con una autoridad moral de la que ahora, por desgracia, carecemos. Ah, no me ciega al decirlo ningún rencor. Ni ninguna nostalgia. Ojalá fuera eso.

17.2.11

Canción

Leticia, las mimosas
han vuelto a florecer.
Aléjate de ellas,
por tu bien.
Evita su perfume,
que no puedes oler.
Sus ramos amarillos,
con esa exuberancia
que ahora ves.
La edad te irá enseñando
que no todas las cosas
son bellas sin porqué.

Anuario

¡Será por poesía! Aquí está el Anuario 2010 de Periódico de Poesía. Poemas y poemas, ya digo, para dar y tomar.

16.2.11

Santamaría

¿Hay una muerte mejor para un cocinero que la que le pilla comiendo?

Contra Cercas

No doy crédito a la noticia que publica El País en la que se informa de que Arcadi Espada ha lanzado un bulo contra Javier Cercas según el cual éste fue detenido en una redada en un prostíbulo de Arganzuela. Lo hizo ayer en su columna de El Mundo. El autor de Soldados de Salamina se defiende y afirma que todo es falso. «"Estoy estudiando ir a los tribunales o hacer un pronunciamiento público", adelantó Cercas. "Desisto de dialogar con Espada. Con él es imposible el diálogo. Es un fanático, un talibán. ¿Cuánto odio es necesario para que alguien quiera cargarse tu reputación ante tu familia y tus amigos? Me da pánico"», se recoge en el artículo firmado por V. G. C. Al parecer, todo tiene su origen, más allá de las polémicas que mantienen desde hace años, en el artículo que Cercas publicó el pasado domingo, también en El País, "Rico, al paredón", donde, con la ironía y el humor que suele gastar, reflexionaba sobre la mentira como recurso literario.
No puedo por menos que mostrar mi apoyo a mi paisano y amigo Javier Cercas. Es poco, bien lo sé, pero ahora, más que nunca, lo considero un acto necesario.

15.2.11

Basilio Sánchez en Youtube

En efecto, en este enlace puede verse su intervención en La Isla de Viernes, el programa cultural de Canal Extremadura. 

Carmen Fernández Daza y la Nómina

La presidenta de la UBEX publica en El Periódico Extremadura una Carta a Isabel con su hermano Fernando Pérez al fondo.

Polacos

Asombra el catálogo de la exposición Un mundo construido. Polonia 1918-1939 que publica el Círculo de Bellas Artes de Madrid, donde tiene lugar, con diversos patrocinios, entre otros el de Córdoba 2016, tan competente y tenaz en lo que respecta a su candidatura a Capital Europea de la Cultura.
El grueso volumen se abre con un ensayo firmado a la par por Juan Manuel Bonet y Monika Poliwka, dos personas que comparten algo más que vida y dirección electrónica, almas de esta muestra en España. A los ensayos le siguen las obras y a éstas las biografías de ese nutrido grupo de pintores, fotógrafos, escultores, publicistas, etc. que hicieron del constructivismo su santo y seña artístico. Impulsores de las artes visuales de  su tiempo. Lo que llegó después a Polonia y al resto de Europa fue, en otros términos, todo lo contrario: la destrucción, la guerra, la muerte.
Aquel fue un mundo de vanguardias perdidas, de eferevescencia cultural, de interminables tertulias en cafés y de revistas literarias donde las polémicas artísiticas y políticas, cómo separarlas, alimentaban más que cualquier otra cosa. Un mundo del que dio buena cuenta en sus memorias Aleksander Wat.
Resulta curioso que la exposición coincida con otra, América fría, en la Fundación March, donde sobresale la obra de otro constructivista de primer orden: el uruguayo Joaquín Torres-García.

14.2.11

Todo sobre la Nómina













Ayer Crónica, de El Mundo, el diario que inventó el periodismo de investigación en España, se atribuía el descubrimiento de la desaparición de la Nómina de Barcarrota en un gran reportaje a doble página firmado por Jaime Lázaro y A. Blázquez. Tras calificar a la dueña de la casa donde se encontró la emparedada biblioteca de "donante de patrimonio cultural", a razón de 14 millones de pesetas de 1995, uno ya puede esperar cualquier cosa. Y así fue. Por ejemplo, que el amuleto fuese a parar a otra casa, la de un "alto cargo nacional" del PSOE, un "poderoso socialista" que, para colmo, es masón. Se veía venir que el culpable era Zapatero. Uno, que sigue sin creerse la milagrosa aparición, duda tanto o más de este peregrino argumento. Total ¿para qué quiere en su casa alguien, que no sea un coleccionista o un bibliófilo, semejante papelino? ¿De posavasos, como decía un amigo?
Detrás de todo el artículo, mal redactado y lleno de errores y erratas (consúltese la última entrada de Miguel Ángel Lama), sospecho que se esconde el mismo informante que entreví en el del Hoy. (Por cierto, según El Mundo, la noticia fue filtrada interesadamente por las autoridades extremeñas al medio regional a sabiendas de que el diario madrileño estaba tras la pista de la Nómina perdida y ultimaba una sensacional exclusiva.) La misma "garganta profunda", vamos, que después de contar "su" verdad (que es una simple mentira), rehúsa hacer declaraciones. ¿Para qué, si ya lo ha dicho todo? Él y su amigo, héroe a la sazón de esta historia, pobre sufridor de este extravío, que hoy ha recibido en su biblioteca, de manos de uno de los que buscó y buscó y al fin, ¡ale hop!, encontró, el valioso documento. Sí, la última hora remite a una caja fuerte de la BREx donde ha quedado depositada por fin la Nómina y a las cínicas declaraciones del responsable de su traslado. Siguen tomándonos por imbéciles. Sobre todo a algunos.
Y sospecho que ese personaje es el mismo que está detrás del embrollo porque ni puede ni quiere ocultar su animadversión hacia Fernando Tomás Pérez González (ya expresada en su día, sin ambages, en la revista Alborayque, de la Biblioteca Regional de Extremadura) que, ahora sí, es atacado sin motivo, pero también sin conmiseración, por algo de lo que nunca fue culpable. Algo que el hallazgo de la Nómina demuestra al fin. Y todo, aunque parezca mentira, porque Fernando, en su condición de director de la Editora, no le quiso publicar un libro. "Ante los obstáculos interpuestos" por él, dicen los de El Mundo. Ay, los editores y su tremenda culpa por tener que decidir sobre qué incluyen o no en sus catálogos. Bueno, para eso están los buenos amigos, para resarcir de esas graves ofensas. Por eso, unos años después, existe una reedición de aquella obra maestra ya impresa en Extremadura; de la mano, cómo no, de la BREx. El círculo se cierra, nunca mejor dicho, y, con él, la entrañable amistad de los dos protagonistas, al fondo, en la sombra (donde los intrigantes habitan), de esta historia de desapariciones y descubrimientos.
Como "uno de los próceres de la cultura oficial extremeña" es calificado Fernando Pérez  en El Mundo y, sin un ápice de ironía, afirmo que lo fue, pues su gestión fue decisiva, no sólo para que la Biblioteca de Barcarrota pasara a formar parte del patrimonio cultural extremeño (algo que estos tampoco le perdonan), sino para muchas otras cosas más que, por larga que sea su vida, no alcanzarán a lograr estos mangantes, los muñidores, o eso parece, de esta delirante novela. Eso sí, lo mismo a ellos se les reconocen los servicios prestados a su Comunidad y les conceden, pongo por caso, la muy "oficial" Medalla de Extremadura, una condecoración que, ni siquiera a título póstumo, recibió, con todos los merecimientos, el muy "oficial"  (pero en el mejor sentido) Fernando Pérez. Ya se sabe cómo se agradecen por aquí estos desvelos.

Más Moradas

Túa Blesa reseña Las moradas del verbo en El Cultural.

13.2.11

La novela de Ana Olivera

Me ha extrañado ver un libro con la firma de Ana Olivera. No sabía que escribiese. Como a tantos y tantas, le perdí la pista hace mucho. Hubo un tiempo (que a uno le parece  cada vez más lejano e irreal) en que compartimos empeños. Ella, encantadora y capaz, en el Gabinete de Iniciativas Transfronterizas y uno en el Plan de Fomento o en la Editora Regional. Precisamente la Editora ha publicado su primer libro, Del otro lado, en la preciosa colección Viajeros y Estables (otro borroso recuerdo del mismo pasado que comparto con Julián Rodríguez y Juan Luis L. Espada, que la dieron forma).
En realidad, el de Ana Olivera (Moraleja, 1967) no me ha parecido un libro de viajes. Es, más bien, una novela. Las ciudades y pueblos portugueses que la narradora recorre son la excusa perfecta para hablar de otro viaje: el de ella a sí misma. Del viaje de la vida, si se prefiere. La viajera es, por tanto, un personaje y, como lector, aprecio una innegable trama narrativa que, como digo, va mucho más allá de la tópica guía al uso. Hay un hilo narrativo aquí. Se nos cuenta una historia. De amor, para ser precisos. Los protagonistas: una pareja y sus gemelos. Y una amiga, Lucía. Ésta, obsesionada con Leonor Watling, se me antoja un alter ego de la narradora. Los gemelos, para seguir con ese juego de apariencias, a lo mejor no lo son. Quiero decir que en la nota y los agradecimientos que figuran al final del volumen se lee: "a Carlos por hacer de nosotras tres su país" lo que uno, a ciegas, entiende como "las gemelas y yo". ¿A dónde quiero ir a parar? Pues a que estamos ante un artefacto literario perfectamente hilvanado que conduce a quien lee por los vericuetos del relato o la novela corta y no tanto por los de las autopistas lusas que te llevan a lugares concretos como Évora o Coimbra.
Las tensiones de la pareja (los conflictos, celos y placeres de esa relación), las consideraciones sobre la propia existencia, las delicias (y no tanto) de los niños, las conversaciones con su amiga (esporádica acompañante aquí o allá) y, sí, los lugares portugueses visitados o revisitados van marcando esa pauta narrativa a la que aludo. Un viaje que, en lo material, va in crescendo (otro guiño literario): de la sórdida pensión lisboeta al chalet pasando por el cámping, el apartamento o la lujosa habitación de hotel algarvense.
"La literatura es un engaño", escribe Ana Olivera (o su personaje) en la página 67, en un capítulo sin título -como los que abren las distintas partes de la obra- donde se reflexiona con agudeza sobre el hecho de escribir y el hecho de leer. "[La literatura] Adiestra para vivir desdoblado", escribe allí. "La literatura refleja la erosión de un ser humano en su contacto con el mundo si bien la huella nunca es igual, depende de la materia de cada uno y de cómo se produjo sus heridas", añade. Una poética. Al fondo, sólo al fondo, el paisaje portugués y un puñado de sitios (Lisboa ante todo), aunque lo más portugués del libro quizá sea la saudade que lo recorre, con mención expresa en la página 103: "Lucía solía decir que la saudade era pura invención, un cuento de fadistas y poetas".
Uno constata, en fin, que Del otro lado es literatura, no crónica. Que incluso podría haber aparecido en otra colección de la Editora; La Gaveta, por ejemplo.
"¿No serás de esa mujeres que sufren?, le preguntan a la protagonista, una frase que marca el tono de este libro tan breve como intenso donde, según creo, se ve a las claras que Ana Olivera ha aprendido las lecciones de algún joven maestro del género al que lee mientras desayuna en el porche de madera de un bungalow en Praia da Luz.

12.2.11

Pons

Estábamos tomado la penúltima caña de la ruta, sobrios y despejados aún, cuando apareció en la televisión (que, cosa rara en un bar, podía escucharse) el tal González Pons y dijo eso de "Españoles, españolas", como Franco, y añadió que aquí, como en Egipto, "el pueblo" también podría echarse a la calle. Uno de los parroquianos, escandalizado, afeó en voz alta el dislate. "Incitar a la rebelión es un delito", sentenció. Luego, muy enfadado, salió a fumar a la calle. De aurora boreal, sin duda. O no. Lo mismo este Pons quiere que los militares se hagan cargo de la situación. Como en Egipto. Intolerable.

Más sobre lo mismo

El diario Hoy rectifica y, de paso, pide "sinceras y sentidas disculpas" a la familia Pérez González, a quien agraviaron gratuitamente ayer. El artículo del barcarroteño Rodríguez Lara da cuenta de lo rocambolesco de la historia, sí, pero también de la sarta de incongruencias y mentiras que rodean el caso. To be continued.

11.2.11

El misterio de Barcarrota

"Sello de Barcarrota" se ha venido llamando al círculo de papel, manuscrito en anverso y reverso, de 11 cms. de diámetro, que apareció junto a los libros que forman la Biblioteca de igual nombre, la que se encontró emparedada en una casa de esa localidad extremeña. No ha llegado a descifrarse del todo el enigma que encierra la Nómina o amuleto, pero no cabe duda de que poderes tiene.
Al poco de llegar a la Editora, me enteré de que la pieza llevaba tiempo desaparecida. A pesar de que hice uso de ese emblema para el Plan de Fomento de la Lectura, a modo de logo, decidí, con permiso de mis superiores, utilizarlo definitivamente como anagrama de la Editora Regional de Extremadura, que es el que lleva desde entonces. Para el Plan se buscó otro. Con ser mucho más antiguo, era más moderno que el que se diseñó para la editorial pública extremeña hace más de veinticinco años.
Una de las últimas cosas que hice en la Editora fue, precisamente, redactar un  extenso informe (del que guardo, por supuesto, copia) sobre esa misteriosa desaparición. ¿Por qué? En abril de 2008 Fernando Serrano Mangas me escribió un email donde me informaba de una próxima exposición en Barcarrota sobre la Biblioteca, como "actividad paralela" de un curso universitario de verano. Entre otras cosas, comentaba: "me dice Justo Vila que la Nómina -pieza número doce de la Biblioteca de Barcarrota y con el mismo rango que las otras once- se custodia en la Editora Regional, cosa, ésta, difícil de entender para un profano de la industria editorial como yo. El motivo de mi carta no es otro que solicitar de tu generosidad -o de Justo o de quien dependa el asunto- el traslado de esa reliquia, la Nómina, hasta Barcarrota, durante un día o dos, con el fin de que sus vecinos puedan contemplar "su" Biblioteca completa y sin merma, ya que desde su hallazgo, incomprensiblemente, no han gozado de ese merecido placer. Esta es la ocasión".
De inmediato, informé a los altos cargos de la Consejería de la solicitud. En consecuencia, se decidió buscar la Nómina perdida no sin antes ordenarme que no contestara al mensaje.
La única vez que hablé con la consejera Flores, en un aparcamiento de un restaurante de Almendralejo, fue de este asunto. Desde lejos, mis amigos Castelo y Bernal observaban atónitos lo que les pareció, según confesión posterior, un cese en vivo y en directo. Por la actitud con la que se dirigía a mí. Digna de verse.
Tras una llamada telefónica de Justo Vila, avisé a mis jefes de una presunta conversación al respecto entre un alcalde concernido y el mismísimo presidente F. Vara, al que, según el director de la Biblioteca Regional, el edil le habría informado, presuntamente, de la pérdida.
Se sabe, en resumen, que la dichosa Nómina se sacó en 1999 de una caja de seguridad de una sucursal de Caja de Extremadura sita en la calle Santa Eulalia de Mérida y que se llevó a la Consejería de Cultura para que Ceferino López hiciera unas fotografías. De mis pesquisas, nada detectivescas ni profesionales pero serias y concienzudas (me consta que se han seguido mis pasos entre ayer y hoy), deduje, y así lo hice constar (para disgusto de alguno), que  nunca estuvo depositada en la Editora (pudo llevar a confusión que la Editora, por aquellas fechas, tuviera su sede en el mismo edificio), que pasó por una caja fuerte de esa Consejería y que, presumiblemente, acabó en la Biblioteca de Extremadura con el resto del legado de Barcarrota, pero allí este extremo siempre se ha negado. Nos consta, porque le conocimos, que Fernando Pérez, a la sazón director de la ERE (a quien siempre se ha querido injustamente cargar el muerto), era una persona en extremo cuidadosa y responsable como para dejar el documento en cualquier sitio. Un papelito, por cierto, de pequeñísimo tamaño, muy deteriorado por el paso del tiempo, a punto de desintegrase, según testigos, por lo que se pensó en enviarlo cuanto antes al restaurador, donde también me llevaron, sin éxito, mis averiguaciones.
Durante ese proceso, contacté con el profesor Dwayne Eugéne Carpenter, Profesor of Hispanic Studies y Jefe de Departamento del Romance Languages and Literatures, además de co-Director del Jewish Studies del prestigioso Boston College y autor de la edición del Alborayque (uno de los libros de Barcarrota) que publicó la Editora, ya que fue una de las últimas personas que habló con Fernando en Badajoz en el que sería el último acto público de mi añorado amigo, tampoco me pudo aclarar nada al respecto. Vamos, él daba por hecho que "el famoso círculo de papel con una inscripción enigmática", como lo denomina en su carta, estaba depositado en la Biblioteca Regional. En concreto, decía: "Si mal no me acuerdo, vi todo el contenido de la Biblioteca de Barcarrota en Badajoz en la oficina del Director de dicha biblioteca. Allí estaba con Fernando y el Director mientras éste sacaba los libros y manuscritos de una caja de aluminio para enseñarnos cada objeto. Este encuentro debiera de haber ocurrido en 2003 o, menos probable, en 2004, ya que después sólo trabajé con el Alborayque y nunca más llegué a ver el círculo". 
Ahora, muchos años después, aflora por fin el tema (¡y de qué estúpida y desmedida manera!) y se hace público para estupefacción de algunos y sonrisas hipócritas de otros. Eso sí, a las pocas horas, como por arte de magia, la Nómina ha aparecido. ¡Con la de horas que estuvimos buscando otros (algunos siguen siendo los mismos: el secretario general de la Consejería, el jefe de gabinete...) en los mismos sitios! Sospechoso, sin duda. En fin, uno se alegra. Como extremeño, por el buen nombre de la Editora (que los de siempre, los mismos indeseables del caso Montoya, vuelven a querer manchar) y, sobre todo, para que dejen la memoria de Fernando Tomás Pérez González en paz. Nunca he dudado, y termino, de que el dichoso informe tuviera algo (o mucho) que ver con mi salida por la puerta de atrás de la Editora. Bendita sea.

De política local (Pizarro)

En la presentación de la novela araciana había más políticos. Fernando Pizarro, por ejemplo, que estuvo sentado en la discreta segunda fila, llegó puntual y se fue cuando acabó todo aquello. Es el número uno de la candidatura del PP a la alcaldía de Plasencia. Ni es un novato en política ni un advenedizo o un oportunista en lo que a la cultura se refiere. Siendo concejal de educación (con el antiDover José Luis Díaz) puso en marcha la Universidad Popular; algo muy de izquierdas que la de aquí, tan poco culta, no llegó a fundar. Sucedió hace años a Pepe Neria en la dirección del coro Ars Nova. Es maestro y su especialidad, claro, la música. Se le critica que se lleve bien con casi todos y, sí, es un poco zalamero y detallista, que es lo que otros y otras le alaban. Sus formas, hasta ahora, han sido impecables, lo que dice bastante de su talante democrático. Ejerce a ratos de dandy (sus gafas blancas fueron muy comentadas) y, por eso, es elegante a su manera, que no es el estilo que suele gastarse en estas ciudades amuralladas y provincianas.
Una vez escribí a propósito de una concejala del PP que podría llegar a ser una buena alcaldesa. Aunque alcanzó a postularse como tal (con su partido ya roto y con otro creado por ella misma), naufragó en el intento. Seguro que mi opinión, visto lo visto, estaba equivocada. La política, como bien se sabe, no es lo mío. Ahora, sin tener en cuenta el partido al que pertenece (al que uno nunca ha votado) ni la lista que le acompañará (lo que en el ámbito local es casi todo), me atrevo a decir, a riesgo de confundirme, que Fernando Pizarro podría ser, con mi voto o sin él, un buen alcalde. Ya nos toca.

10.2.11

De Ferrer Lerín

Antón Castro publica en su blog una entrevista que le ha hecho a FL con motivo de la salida de su nuevo libro Familias como la mía (Tusquets).

Marsé dixit

«Cuando hablo de cultura no me refiero sólo a libros y escritores. Me gusta hablar primero de Educación, así, en mayúscula. Me va usted a disculpar, pero la respuesta que tengo para esta pregunta está tan sobada que me resisto a exponerla. Todo lo que tenga que ver con la cultura y la educación de nuestro país, tanto aquí en Cataluña como en el resto de España, y en este momento sobre todo, en que la crisis ha aconsejado a nuestros preclaros y sesudos dirigentes recortar aún más el gasto en educación (y eso que ya estamos en la cola de Europa) merece, creo yo, un severo rapapolvo de nuestra parte. ¿Qué importancia tiene lo que yo piense de la Barcelona actual frente a los 1.800 millones de euros menos que el Gobierno va a destinar para la educación y para los funcionarios encargados de la misma?». Juan Marsé en una entrevista para ABC de Sergi Doria.

Julio Llamazares dixit

«Yo no escribo para entretener a nadie, yo escribo para hacer pensar y para hacer sentir, y para pensar y sentir yo mismo. En ese sentido, puede que entienda la literatura de una manera que no esté de moda y que sea un escritor antiguo, pero yo busco la emoción, no el entretenimiento». Julio Llamazares, en ABC.

9.2.11

Del Cementerio Alemán

Elías Moro va cerrando la antología que ha venido publicando en su blog con poemas dedicados al Cementerio Alemán de Yuste. El penúltimo es suyo. Un poema digno de esa selección y de este lugar.

Nuevas noticias de Basilio Sánchez

El poeta Vladimir Herrera hace seis preguntas a Basilio Sánchez en su blog, Laguna Brechtiana. Certeras las preguntas y aún más las respuestas. 
Además:

8.2.11

GHB sobre Aracia

Ya se puede leer en el blog de Gonzalo Hidalgo Bayal su presentación de Biblia apócrifa de Aracia.

Catorce vidas

Catorce vidas. Poesía 1995-2009 es el título de la antología que de la obra poética de Mª Ángeles Pérez López  (Valladolid, 1967) ha publicado la Diputación de Salamanca con prólogo de Eduardo Moga. Catorce vidas por cada uno de los años que limitan el conjunto. Catorce años y seis obras: Tratado sobre la geografía del desastre, La sola materia, El ángel de la ira, Carnalidad del frío, La ausente y Pasión vertical. Un manojo de poemas sin título, numerados -por libro- a la romana. Y sobre el catorce, cinco citas o epígrafes como declaración de intenciones: de Fito Cabrales, Lope de Vega, Borges, la Wikipedia y ella misma.
No es nuevo mi acercamiento a la poesía de esta profesora de la Universidad de Salamanca. En Badajoz, cuando los galardones literarios de aquella ciudad tenían la entidad que perdieron y el jurado que se merecían, premiamos su libro Carnalidad del frío. De lo anterior y de lo posterior también he tenido  sobradas noticia. Con todo, ningún panorama mejor que el que se muestra aquí, tanto por los poemas seleccionados como por el ajustado prólogo que los presenta. Ya nos adelanta Moga que en esta poesía prima lo material frente a lo abstracto; que es fundamental la presencia del cuerpo (de las personas y "de las cosas") y su afán "por decir su sexualidad; que hay en ella un "erotismo raigal" y mucha "sensualidad" y, a la postre, incluso un "diario sentimental"; que se "expone el estupor que produce lo próximo"; que, por fin, es elocuente su "solidez formal".
A pesar de la delicadeza del asunto, es imposible abordar la lectura de la poesía de Mª Ángeles Pérez López sin tener en cuenta su condición de mujer. No quiero decir que la suya, por femenina, sea una poesía distinta de otra, pongamos, masculina. Lo que me gustaría dar a entender es que los suyos son poemas que parecen escritos por una mujer y ese "no sé qué" se delata sin  forzar en la lectura. O uno lo intuye o, más aún, lo siente. Es verdad que Pérez López no pocas veces escribe deliberadamente "desde ahí", sin caer por ello en ningún tipo de feminismo al uso. La mujer es protagonista absoluta de los poemas, por ejemplo, de Pasión vertical. Tal vez la clave radique en los detalles, en el extremo cuidado por ellos, por lo pequeño, por lo aparentemente frágil o ínfimo. Con no poca ironía, leemos poemas en La sola materia donde se nombra a la lavadora, las ollas, las sartenes, las cazuelas, la cafetera, la plancha, la costura, la ropa tendida que se orea, "los vasos que cuidan la memoria del agua"...
Poesía la suya de interiores, de la casa y de uno mismo. Doméstica, diríamos. Poesía discursiva, de ritmo poderoso a pesar de la contención que caracteriza el tono general empleado, de "palabras gastadas", "de familia", de largas estrofas que respiran a lo largo y que, muchos versos después, terminan en el correspondiente punto. Pasional, a pesar de lo dicho, pero siempre sin caer en excesos.
También hay reflexión sobre la propia escritura. Ya hemos señalado su condición de profesora, estudiosa de la literatura hispoanoamericana (memorable su edición de la poesía de Nicanor Parra con motivo del premio Reina Sofía).
Poesía, en suma, digna de ser tenida en cuenta y de hacer reflexionar a algún famoso antólogo, con mayor altura de miras, sobre la poesía escrita por mujeres. Digna, sobre todo, de leerse.

7.2.11

Los diarios de Sánchez-Ostiz

Es de suponer que algún visitante asiduo de estas páginas habrá descubierto a Miguel Sánchez-Ostiz (Pamplona, 1950) gracias a su blog, "enlazado" aquí desde que uno lo descubriera. Hace mucho que soy lector asiduo suyo, desde que me topé con La negra provincia de Flaubert, un libro capital para comprender no sólo a su autor sino también a ese interesante y novedoso movimiento a favor de los diarios y de la literatura del yo (o así) que en las últimas décadas ha enriquecido de forma sustantiva el panorama de nuestras letras. Aunque ha publicado numerosas, elogiadas novelas, el Sánchez-Ostiz que más me interesa es éste, el diarista; sin descartar, que conste, al poeta, que reunió su obra en La marca del cuadrante.
He terminado Sin tiempo que perder, páginas que reúnen los diarios correspondientes a 2007 y 2008, y me espera, también publicado por Alberdania, Liquidación por derribo, que es anterior en el tiempo pero que a mi librería llegó después.
Dije aquí atrás que había que leer a Sciascia siquiera fuera por higiene mental y moral. Salvando las distancias, otro tanto cabe decir de los diarios de Sánchez-Ostiz. Pocos autores son capaces de escribir sobre sí mismos de manera tan descarnada, tan "de verdad". Él mismo dedica no pocas líneas a este asunto: al del fingimiento, al controvertido enmascaramiento del que escribe y cuenta lo que le pasa. Aproximadamente, claro. No se anda con zarandajas ni con paños calientes. Se ve que últimamente anda uno entre tipos duros, digamos, entre poetas y narradores de los que no hacen concesiones.
Por las páginas de Sin tiempo que perder hay un poco de todo, como en botica. Mucha reflexión sobre el hecho de escribir diarios, ya se dijo, y, en general, de la escritura y la lectura de libros. También sobre el viajar. No en vano se da cuenta de dos viajes de esos años: uno a Bucarest (y a Rumania, en abstracto) y otro a Valparaíso, una de las ciudades más literarias (o, mejor, poéticas) del mundo. En otro, a Escocia, se cierra el ciclo y se impone la vuelta a casa. ¿A casa? Este es otro de los temas favoritos de S-O. ¿Qué casa? ¿Dónde está la casa, nuestra casa? En ninguna parte si hacemos caso a este "culo inquieto", a este hombre sin raíces (o a su busca), "de paso", un extranjero, alguien que "vive en el camino", expatriado o exiliado, que siempre va de acá para allá, en permanente cambio de domicilio, con esporádicas paradas en caserones perdidos por valles de ensueño; entre las montañas, por ejemplo, de su natal Navarra.
Hombre de frontera, entre España y Francia, seguidor de una estirpe de personajes muy novelescos (y modianesco, malgré lui) que pulularon y pululan por lugares como San Juan de Luz, Biarritz, etc. Hombre de ciudades (por aquí hay pocos paseos campestres). De la Pamplona de su infancia y de sus conflictos y de todas las demás. Y en todas coincide el diagnóstico: el de su "enfermedad mortal".
Depresivo confeso, la mirada y la memoria de S-O se tiñen de la melancolía de los letraheridos, de los que escriben para sobrevivir.
Además de él y sus circunstancias, hay otros pasajes muy interesantes en el libro: reflexiones sobre ETA y la tortura, sobre Oteiza, críticas a la Iglesia y a la derecha, al franquismo de los pantanos (es la primera vez que alguien razona en contra de esa presunta "bondad" del Régimen), de Garzón y la memoria histórica...
Lo mejor, con todo, las páginas dedicadas a Bucarest y a Valparaíso. También todo lo meditado acerca del hecho de escribir y, ya ahí, de escribir sobre uno mismo, como señalé antes.
Estoy deseando volver a entrar en su mundo. Es reconstituyente esa deriva. Como meterse en un barco y navegar sin rumbo. Con mareo incluido. De manera constante, te obliga a replantearte mil asuntos de la vida ordinaria (y de otras vidas que también están en esta), a eliminar prejuicios, a dejar de dar por sentadas según qué verdades. Una aventura, sí, sobre todo si tenemos en cuenta que el capitán posee un temperamento tan cambiante e imprevisible como las tormentas en alta mar.
De lo mucho subrayado y anotado en el libro dejo aquí estas dos muestras: "Pero nadie vive destinos ajenos, cada cual vive la propia vida, como mejor se la hace o le dejan. Aceptarlo y vivirlo lo mejor posible. No hay otra".
"¿Para qué escribir? Para no darse por vencido, para no rendirse. Es lo que quise hacer desde muy joven. La verdadera muerte es desertar. Es preciso vencer la desgana, la tentación de echarlo todo a rodar, de considerar este poco de oficio un empeño fútil, y creer en lo que se hace...". Pues eso.

6.2.11

Desde Aracia, Murania, Ochavia, Labriegos, Pedregal o... Plasencia

El pasado viernes se presentó Biblia apócrifa de Aracia, la primera novela de Juan Ramón Santos. En la sala de Artesonado de Las Claras nos reunimos un numeroso grupo de familiares, amigos y lectores de Juanra para celebrar la salida de un libro singular y espléndido. En la mesa, el editor, Manuel Vicente González, el presentador, Gonzalo Hidalgo Bayal, y el autor. En la primera fila, la concejala del ramo que protagonizó la anécdota de la noche. A los veinte minutos de empezar el acto, se puso en pie junto a sus dos acompañantes. En ese momento, Gonzalo, que estaba en el uso de la palabra, se preguntó en voz alta si íbamos a hacer "un receso", pero no, es que la señora se iba a otro sitio -al teatro, según creo- y... Ah, las formas, los detalles... ¡los políticos! Más gracioso me pareció el comentario de Manolo "Cerebro" cuando, entre cañas, comentábamos lo sucedido: "Pues yo creí que, como Gonzalo estaba hablando tan bien, se ponían de pie para darle un aplauso".
Volviendo a lo que importa, es verdad que Gonzalo, según lo previsto, bordó su intervención. Se centró en el título y, ya allí, en dos palabras; biblia y Aracia. Y que el editor fue tan parco como elocuente. Y que el protagonista de la velada explicó muy bien, a partir de sus juveniles inicios en la pintura, lo que había pretendio con la novela.Y con el adjetivo "apócrifa".
Hubo un par de preguntas: sobre si no temía acabar en el Índice de Libros Prohibidos y otra de alguien que había leído la obra durante una reciente estancia en Jordanía, lo que dio un toque exótico y viajero al comentario.
Merche Barrado entrevista a Juan Ramón Santos en el diario Hoy. Titular y buena parte de la conversación se va en discernir si Aracia es Plasencia. No es lo sustancial. Pero es divertido.

3.2.11

Lo último de Pureza Canelo

Unos días después de pasar por el Aula de Literatura "José Antonio Gabriel y Galán" de Plasencia, y siguiendo una ley no escrita para quien pasa por ella, Pureza Canelo ganaba el premio "Ciudad de Torrevieja" con un libro titulado A todo lo no amado. Los títulos de Pureza Canelo dicen no poco de las obras que ha escrito y ha venido publicando desde aquel Lugar común que se alzara con el Adonais (1970) cuando ese premio aún conservaba el prestigio del que desde hace tiempo, excepciones mediante, carece. Quiero decir, entre otras cosas, que son tan originales como todo lo que esta poeta de Moraleja (1946, ella no oculta su edad) escribe. Sí, si cabe aún utilizar esa gastada y desprestigiada palabra es precisamente aquí. Para esto. Sin miedo, además. Porque en ella hay, sin duda, "un lugar para lo genuino", al modo de Marianne Moore.
Lo primero que quiero decir, volviendo atrás, es que este libro está muy por encima de ese premio levantino que concede un jurado formado por diez personas y que publica la histórica (y poética) Plaza & Janés. No necesitaba aval. Le sobra, mejor. Eso no obsta para que uno reconozca la valentía de ese tribunal lírico para otorgárselo a un libro así. Sorprendente, de pe a pa. Implacable, como la misma Pureza, tan solitaria en la vida como en la obra. Sin concesiones a otra cosa que no sea ella misma y sus muy definidas circunstancias.
Aquí no hay improvisación ni niguna otra mandanga. Poesía pura, si se me permite la expresión, lejos de casi todo y de casi todos; salvo, quizás, de su amado Juan Ramón. Tan pura como el hermoso motivo de la cubierta, del belviso Pablo Palazuelo, otro guiño, porque todo es aquí por algo. Donde nada se parece a nada ni a nadie.
Poesía a tumba abierta, y sé lo que me digo. Sin trampa ni cartón. También sin comas. Bien sé que esta forma de escribir no se rinde al primer asedio; con todo, calibra uno su alcance, su fuerza y su ambición a la primera lectura.
Poesía que es poética, más que metapoesía. Como ya venía siendo, más allá de modos y modas. Poesía "a la intemperie". Y al "oeste" ("en el oeste / de mi estirpe", "soy / de tierra interior"), donde mejor nació.
Los jóvenes poetas españoles, a los que tanto y con tanto tino criticó, en voz alta, a su paso por esta ciudad, deberían leer (estudiar, mejor) su poema "Escritura pobre", el que empieza: "Ocupemos el lugar / menor".
"Apacienta el vivir, / es la consigna", dice en otra parte. Tampoco en esto miente esta "escritura / en oficio lento" que concluye: "Extraña /gran jugada / existir".

Invitación en Aracia

2.2.11

Revistas

Sale el número 4 de Ibi Oculus, la revista que impulsa Pablo Luque. Viene llena de asuntos interesantes: una antología de poesía argentina actual, poemas del poeta ruso Sergei Birjukov, reseñas...
Cargada viene también la última entrega de Poesía Digital. Lo más interesante, una entrevista inédita concedida por Eugenio Montejo a Arturo Gutiérrez Plaza en 2000. En el otro extremo, los poemas inéditos del último premio Adonais. Con lo que fue.

1.2.11

La Montaña

El domingo nos acercamos a Cáceres para comer con nuestra hija y su novio. Un viaje rápido, como siempre, de ida y vuelta. Antes de regresar, no obstante, subimos a La Montaña. L. ni siquiera conocía el lugar. Uno hacia lo menos treinta años que no subía. Fue inevitable la comparación con "nuestro" Puerto. Los Valverde (de primero) concluimos que nos gusta menos. El paisaje circundante no tiene nada que ver con el monte de Valcorchero, por más que las vistas desde el sitio que ocupa la patrona cacereña sean más espectaculares cuando se observa la histórica y patrimonial ciudad en medio de aquella llanura solitaria e inmensa.
Tenía un jefe que siempre me afeaba que mis paseos placentinos no llevaran al Puerto. El buen cacereño, ironizaba, sube a La Montaña. A falta de río..., debí contestar en el mismo tono. Sí, uno es más de riberas. Por cierto, ayer comprobé que lo que escribe su hermano José Ramón, el periodista regional más autobiográfico, es verdad. Le vimos bajar por aquellas cuestas con aires tranquilos. Ensimismado, como cualquier paseante solitario. No vi a otros habituales del empinado camino de la ermita. Lama estaba en Madrid, así que subiría otras cuestas, como la de Moyano. Santos lo mismo se había escapado a Chiclana aprovechando el puente de Santo Tomás. Lo inesperado fue encontrarnos a mi hermano el chico en plena faena aeróbica. Le dejamos a punto de iniciar esa famosa rampa "rompe piernas" que hace las delicias de los esforzados caminantes capitalinos.
Con todo, si bonito es mirar desde arriba, nada como encontrarse, ya abajo, frente a frente, con la parte antigua de Cáceres desde la Ribera del Marco. Eso, ay, no admite comparación posible. Ni ironías baratas.