8.2.10

Ahora y aquí

Se queja, y con razón, José María Cumbreño de cómo están las cosas ahora por aquí. La colección Littera -un loable empeño que comparte con Antonio Reseco- se puede ir a pique por falta de ayudas. Es la vieja historia de esta tierra pobre: la iniciativa privada que no subsiste sin que la pública aporte la correspondiente subvención. El problema es que esta última -capital a la hora de entender nuestro surgimiento cultural- está desaparecida. No acompaña. La crisis no es excusa. La pésima gestión, sí. Empezando, claro, por la  que no lleva a cabo la responsable primera y última del asunto. De ahí hacia abajo... ¡Viva la mediocridad!, parece su grito de guerra. A la razonable sensación de que hemos retrocedido veinte años (en casi todo, aunque permanezcan en pie unos pocos bastiones), sumo otra sospecha: por generalizar, no hay escritor, artista o músico que no esté pensando en huir. O que no haya desertado ya de esa tácita batalla colectiva contra el atraso y la incultura que hemos librado no pocos a lo largo de las últimas décadas. Esto hace tres años no pasaba. Hoy sí. Es una pena que ni siquiera el proyecto de Cáceres 2016 -otra evidente derrota- aglutine voluntades. Por suerte, estas cuestiones no le importan a nadie. Y menos con la que está cayendo. La excusa perfecta.