27.12.08

"Otros colores", de Pamuk

A uno le cuesta leer novelas pero le encanta leer libros de novelistas. De Orhan Pamuk, por ejemplo, he leído Estambul y La maleta de mi padre (dos libros que me gustaron mucho) y sin embargo ninguna de sus novelas, y eso que de Nieve tengo hace tiempo un ejemplar en casa. Esta primera semana de vacaciones (merecedoras, por fin, de tal nombre) he leído Otros colores (como los antes citados, publicado por Mondadori) y también me ha gustado. Incluso cuando habla de sus novelas. Del escritor turco, que pudo ser ingeniero (como su abuelo y su padre) o pintor o arquitecto, me gusta especialmente la pasión que transmite por su oficio. "Trabajo como un oficinista", confiesa. Es alguien -sí, uno entre tantos- que ha elegido la literatura como centro y razón de su vida. Se nota. Es algo que se comprende a la perfección en esta obra miscelánea donde se mezclan los recuerdos personales ("la muerte de cada hombre empieza con la de su padre"), los libros y las lecturas, la política (centrada en su ser fronterizo, siempre entre Oriente y Occidente), sus novelas o sus viajes americanos. Una de las últimas secciones del libro, "Cuadros y textos", es, con todo, la que más me ha sorprendido. Como lector, no sólo comparto con Pamuk la mencionada pasión por la literatura sino también por la arquitectura (y allí, Estambul) así que "¿Por qué no me hice arquitecto?" o "La mezquita Selimiye" tenían, a la fuerza, que interesarme.
Qué ligeras se hacen, a veces, casi quinientas páginas. Qué pena que un libro se termine tan pronto.