16.10.08

La herencia invisible

Con Sebastián Mondéjar compartí hace mil años un número extraordinario de la revista El Urogallo dedicado la poesía joven y desde entonces no había vuelto a saber ni de él ni de su poesía. Lo conocí personalmente en Murcia. Me llevó el viejo ejemplar y nos reímos con nuestras fotos. Al salir de la lectura hablamos un rato en presencia del maestro Rosillo, el poeta por excelencia de Murcia. De música -es músico profesional, sobre todo de jazz- y de Claudio Rodríguez. Una cita del genial zamorano abre su nuevo libro, La herencia invisible, el tercero de los suyos si no tenemos en cuenta una edición no venal. Es un libro lleno de versos serenos y, por eso, asombrosos. Ni un deje de retórica. Ni un gramo de falsa complacencia. Sencillez de la mejor estirpe. Sólo por el poema "Losas sueltas" ya hubiera merecido la pena leer a Mondéjar. Me alegro del tardío descubrimiento. Se agradece, en fin, el aire de naturalidad de este poeta que no va de ello por la vida. Pero que, cuidado, necesita, además de la música, la poesía. Ah, el libro lo ha publicado la benemérita Calambur. Brindo por ello.