31.12.07

La mirada de Bronwin

Iván Díaz, un joven poeta de Tarragona que reside ahora en Kyoto, me escribe para contarme que fue ayudante de dirección en un documental de Gerard Gil sobre el poeta Juan Eduardo Cirlot. Se puede adquirir a través de internet. Los cirlotianos estamos de enhorabuena.

28.12.07

Modiano

Uno lleva media vida persiguiendo la sombra de Patrick Modiano. A través, sobre todo, de los diarios de Miguel Sánchez Ostiz. También la he entrevisto, convenientemente emboscada, entre las páginas de Trapiello, Bonet y Llop. Y en alguna conversación con Julián Rodríguez. Nunca, sin embargo, había leído hasta ahora una novela suya. Por eso Un pedigrí (Anagrama) me ha sabido a gozoso reencuentro y su autor, allí retratado, un viejo conocido. Es más que probable que uno haya empezado a leer la obra de Modiano por donde debía. Y cuando debía. Ni antes ni después.
Relata Modiano que en el 59, de paseo por Pigalle, se codeó por primera vez "con los misterios de París" y, añade, "empiezo, sin darme cuenta del todo, a soñar mi vida". De ese sueño, de la parte sustancial de una vida, da cuenta esta intensa y perturbadora novela.

27.12.07

Poeta sin estatua

Hace un mes, en la cena del Loewe, coincidí en la misma mesa con un viejo amigo con el que hacía demasiado tiempo que no me tropezaba, Álvaro García. Por circunstancias que no viene al caso comentar, no era aquella su mejor noche. Lo tenía enfrente. Veía bien su cara. Mientras Oliván, sentado a mi derecha, charlaba con Baltasar Magro (bastante menos rígido que en la tele), uno conversaba con Antonio Cabrera, a mi izquierda. En un momento dado, hice alusión a mi tocayo. Evoqué nuestro primer encuentro en un asfixiante julio valenciano del ochenta y tantos. Puede que otro en un Valladolid gélido, en un invierno de los noventa. En cualquier clima, uno ha sintonizado bien con el malagueño. Con él, y lo que es aún mejor, con su poesía. Así y todo, le confesé con pesar a Antonio (un poeta con criterio) que, sin perder nunca su pista, no había leído todos sus libros. Me animó a hacerlo -la decisión ya estaba tomada- y me recomendó muy vivamente su última obra, la primera de las suyas dedicada al ensayo. Mi librero hizo el resto. Y las fiestas, claro, que me han permitido dedicarle a su poesía las horas que merece. He leído, en riguroso orden de aparición editorial, sus poemas para meterme después con su ensayo, todo (no por casualidad) en Pre-Textos.
Al margen de los picoteos en antologías y revistas, me había perdido, qué duda cabe, la mejor poesía de Álvaro García. Siempre igual pero siempre distinta (con voz propia o, por decirlo con Mary McCarthy, con estilo) y, conviene subrayarlo, creciendo en exigencia. Vamos, en excelencia. De ahí que abordar Poesía sin estatua. Ser y no ser en poética haya supuesto el complemento ideal a esta navideña aventura. Sí, por lo que supone de benéfico contraste entre la teoría y la práctica. Pocas veces ha visto uno tan claro eso de que, a veces, los mejores críticos de poesía son los poetas. Es el caso. Al tiempo que avanzaba a través del sugerente y apasionante discurso de García, rememoraba los poemas de Álvaro y entonces, a las citas y los ejemplos que él traía (tan bien), iba sumando los que conservaba en mi propia, reciente memoria. El encaje era perfecto. Sin trampa ni cartón. Poesía, sólo eso.
Escrito con rigor, con una lucidez que evoca la más noble sabiduría, estamos ante un libro abierto y plural que, en consecuencia, admite múltiples y variadas lecturas. Me ha interesado, por ejemplo, la que puede hacerse, entre líneas, de la denominada "poesía de la experiencia". Siquiera sea por el componente emocional que adquiere para cualquier poeta de nuestra común generación; la de los 80, según García Martín.
Si la poesía de Álvaro García me parece altamente recomendable, sus reflexiones se me antojan obligatorias. Para los poetas en ejercicio, para los aspirantes a serlo y, cómo no, para los poetas estatua. Lo mismo, por su bien, se caen del pedestal.

26.12.07

Ultrajes

Aprovecha uno el tiempo que queda entre celebración y celebración, entre toses y estornudos, para leer libros que se han ido quedando atrás. Así, este Ultrajes, del colombiano Harold Alvarado Tenorio, director de Arquitrave, que reúne poesía escrita entre 1965 y 2005. Me gustan sus poemas breves (salvo excepciones), claros, serenos, viajeros y sentenciosos, con un indudable regusto clásico -ya sea de tradición grecolatina o de la oriental-, donde se dan la mano la vida y la literatura con la naturalidad debida.

23.12.07

La maleta de mi padre

Contra el tópico, o a su favor, estamos ante una pequeña joya. Tres conferencias de Orhan Pamuk agrupadas bajo el título de una de ellas, su discurso de recepción del Nobel.
Tiene razón Mercedes Monmany al ponderar este librito que viene a demostrar que el número de páginas nada tiene que ver con el valor de una obra. Aunque te encante, como al autor de Estambul, escribir libros muy largos.

18.12.07

Náufrago

Esta tarde, bajo el temporal, yo era el único náufrago de La Isla. Al salir por la pasarela del barrio de San Juan, me he encontrado al muchacho de siempre. Tras darle las buenas tardes, le he dicho: "Hoy somos los únicos". "Sí", ha contestado, y nos hemos reído.

17.12.07

Obsesión

Ser la obsesión de alguien es una cruz como otra cualquiera. Sólo eso. Lo peor es que uno no elige al obsesivo; un individuo, a menudo, de la peor calaña. Si, para librarte de su manía, pudieras al menos costearle el tratamiento... Como es lunes, citaré a Aznar. Ayer en ABC, decía un par de cosas que vienen al caso: el problema es para el que odia y quejarse es de mala educación. Sea.

15.12.07

Leer o no leer

Me ha gustado el reportaje de Javier Rodríguez Marcos en El País, Leemos, pero a ritmo de 'zapping'. Distintas opiniones (entre ellas, las de Luis Sáez, coordinador del Plan de Fomento de la Lectura de Extremadura) para un mismo problema.

14.12.07

La caja vacía

Me gustó 42, el primer libro de José Manuel Díez, más que nada por su frescura. Lo presenté, incluso, en la librería El Quijote Plasencia. Fue una sorpresa agradable, ya digo. Leo ahora La caja vacía (Premio Cáceres, Visor) y lo que uno intuía se confirma: hay poeta. Y lo hay porque Díez escribe buenos poemas. Sólo por eso. Del nuevo libro de alguien, se espera que supere al anterior. O que, cuando menos, lo iguale. Mi impresión de lector es que este es un libro más contenido y maduro que aquél; mejor, en suma. Díez de nuevo me ha sorprendido y no sabe cuánto se lo agradezco.

11.12.07

Los Schopenhauer

Quiere la casualidad que al citado El arte de conocerse a sí mismo, de Arthur Schopenhauer, le suceda la lectura de La nieve, de Johanna Schopenhauer, su señora madre. Lo ha publicado Periférica. Estoy con la interesante introducción de Luis Fernando Moreno Claros (responsable también de la traducción y del posfacio), donde se explica con detalle lo que empezó siendo una relación tormentosa y terminó con el definitivo alejamiento entre madre e hijo. ¡Qué muchacho!

10.12.07

Las versales & Heaney

Aprovechando la festividad emeritense de la mártir de las nieblas, Santa Eulalia, releo Distrito y circular, el último libro de Seamus Heaney traducido al español. Como a todos, también a mí me ha gustado más que el anterior, Luz eléctrica. Eso sí, me molesta mucho (si no fuera por Fernando Aramburu, diría "muchísimo") que cada verso empiece con mayúscula. Aunque la costumbre venga de antiguo (del Cantar de Mío Cid, por ejemplo) y que de ahí provenga el término versal, a uno ese detalle le suele entorpecer la lectura. ¡Muchísimo!

Breves

El largo fin de semana me ha permitido leer más de lo habitual. Por ejemplo, dos libros breves. El primero, Tanteos crepusculares, de Cristobal Serra, se me cayó de las manos al poco de empezar. No ha leído uno mucho al solitario mallorquín, por eso... Sin embargo, la preciosa edición de Pre-Textos no ha bastado para que llegara al final. El segundo sí me ha gustado. Se trata de El arte de conocerse a sí mismo, de Arthur Schopenhauer (El libro de bolsillo, Alianza Editorial). Hacía tiempo que no compraba un volumen de esa ejemplar colección, donde uno empezó a leer de verdad y a formar su propia biblioteca. Amén de algún que otro ramalazo misógino bastante impertinente, los pensamientos del pesimista (escritos en un cuaderno personal con avatares que darían para una novela de intriga) le hacen a uno reflexionar también, que es lo menos que se le puede pedir a un filósofo.

9.12.07

Fronteras

"La dramática tierra de nadie que es la frontera, la alardeada ausencia de patria, son una patria muy cómoda para el escritor que en todas partes se presenta como extranjero y distinto, lo que le permite una integración más segura y aparentemente más noble". (Angelo Ara y Caudio Magris, Trieste, una identidad de frontera. Pre-Textos. Cosmópolis. Valencia, 2007. p. 297).

8.12.07

La Isla

La Isla placentina tiene sus propios habitantes. Llevo años persiguiendo una novela que dé forma a ese mundo. Para ello, ay, me gustaría ser Manganelli.
Uno de los personajes que pululan por aquellas riberas fluviales, al que me encuentro cada día sin importar estación u hora, es un joven treintañero que debió sufrir un ictus. Pasea constantemente arriba y abajo, por las orillas del río. Tiene afectada la parte izquierda. Cojea de esa pierna y se ve que el brazo también está dañado. Es un tipo jovial, simpático. Aunque no sé ni cómo se llama, le saludo siempre. Suele ir en compañía. De otros conspicuos isleños. Hoy le he dado alcance a la altura de la sede de la asociación de vecinos del barrio San Juan. "Hasta luego", le he dicho. Él, algo sorprendido, ha contestado: ¡Vaya paso que llevas! Unos segundos después ha añadido con tono resignado: "Quien pudiera". Confieso que me ha dejado hundido.

Takla Makán

Antes de comentar los diarios de José Antonio, Miguel Ángel Lama se ocupó en su blog de El desierto de Takla Makán, de Gonzalo Hidalgo Bayal, un libro de la Editora que hace las delicias de los ferlosianos, de los hidalguianos y de los que son las dos cosas a un tiempo.

7.12.07

Vista

Sonia Márquez y Ángel Gómez Espada abren nueva sección en su blog viajero, La Voie 11. "Visita inesperada" se inaugura con un breve texto inspirado en una fotografía de la catedral de mi pueblo. Larga vida a la sección. Y que los viajes no cesen.

Invitación a la resistencia

Miguel Ángel Lama escribe en PURA TURA sobre los diarios de José Antonio Gabriel y Galán. Obrigado.

6.12.07

Aníbal Núñez

He aquí un libro curioso. Ha echado uno la mañana festiva leyéndolo. Se trata de Cartapacios (1961-1973, de Aníbal Núñez. Lo publica lf ediciones & de la luna libros. El prólogo es del bejarano Luis Felipe Comendador y la edición, introducción y notas de Fernando R. de la Flor y Germán Labrador. No hace falta recordar que el profesor salmantino fue uno de los editores de la poesía completa de Aníbal que publicó ejemplarmente Hiperión.
Se recuperan algunas carpetas de inéditos y, con ellas, treinta y seis poemas inéditos. Lo ilustran fotografías del muy fotogénico Aníbal; del archivo de su padre, José Núñez Larraz.
Hay poemas cuajados, que podrían haber figurado en el primer libro de Aníbal, y otros que sólo forman parte de la inevitable etapa de aprendizaje que todo poeta ha de pasar. Mal que le pese.
He disfrutado mucho con las precisas anotaciones de los editores. Con la del poema cacereño del conjunto, dedicado a Puri Asensio, de Villanueva de la Serena. Aníbal tuvo una carrera docente de... 20 días, todos ellos en un instituto de Cáceres, de ahí su vinculación a esta tierra y su clara influencia sobre la poesía escrita por un puñado de poetas extremeños. O la nota que le corresponde al poema "Como quien corta el árbol más querido", el de la ruptura con otro poeta, José Miguel Ullán, su amigo hasta entonces.
A diferencia de Luis Felipe, que siempre vio al poeta de lejos, tuve la suerte de conocer a Aníbal. Por mediación de mi paisano y pariente Felipe Núñez, vino a Plasencia a dar una conferencia sobre "El Cristo de Velázquez", de Unamuno. Luego coincidimos en Montánchez, en unas jornadas que me apetece muy poco rememorar.
Yolanda y yo nos acercamos a su entierro. Ese día -ya lo he contado alguna vez- conocimos a buena parte de sus seguidores y amigos: Tomás Sánchez Santiago, Miguel Casado, Luis Javier Moreno... Estaban, cómo no, Ángel Campos y el citado Felipe. Más tarde acudimos a un homenaje, salmantino también. Con motivo del número extraordinario que le dedicara la revista Espacio/Espaço escrito. Entre el público, un envejecido Gonzalo Torrente Ballester.
Curioso libro éste, y emocionante.

Calendario

Cuando Shafiq Naz, de Alhambra Publishing me envió hace unos meses un mensaje proponiéndome participar en la edición en español del Calendario de Poesía 2008 (ya existían las ediciones inglesa, francesa, italiana y alemana), no le di mucho crédito. Un amigo me ayudó a decidirme por el sí y ahora, claro, me alegro. Acaba de llegar esa singular antología poética que reúne 366 poemas de 230 poetas españoles de todos los tiempos. Otra ocasión para leer y releer buena poesía, que es lo que de verdad importa.
Ah, el azar existe. Uno de mis poemas aparece en la página del 6 de agosto. Ese día, si nada lo impide, hará 25 años que me casé con Yolanda. Casualidades de la vida.

5.12.07

Cruz y raya

Se alegra uno, y mucho, de que a Jesús García Calderón, fiscal y poeta, le hayan concedido la Cruz de Honor de San Raimundo de Peñafort. No es poca cosa. Más a su (joven) edad. Presidió el acto el fiscal general del Estado. No era para menos.

3.12.07

En Barcelona














Más poetas extremeños repartidos por ahí. Esta vez, en Barcelona. Efi Cubero y Antonio María Flórez acompañan a Álex Chico, con motivo de su lectura en l´Horiginal.

1.12.07

Cáceres en Córdoba

El pasado jueves, Cáceres estaba en Córdoba. Sí, dos ciudades que se proponen alcanzar el nombramiento de Ciudad Europea de la Cultura en 2016. El 28 de noviembre participaron en el VII Seminario de Poesía cuatro poetas cacereños: Ada Salas y Basilio Sánchez, que leyeron poemas; Felipe Muriel, que los presentó, y Javier Rodríguez Marcos, que dio una conferencia titulada La última generación con alma. Hablaba de la penúltima. El lema del encuentro de este año era La poesía de los 80. Una revisión crítica del posmodernismo.
Ada acaba de ganar el premio Ciudad de Córdoba. Ese feliz acontecimiento le trae a uno buenos recuerdos. Se puede decir que mi hijo Alberto (cosecha del 93), adelantándose unos meses, vino con ese galardón debajo del brazo. Desde la barriga de su madre, asistió a la entrega del premio. Seguro que disfrutó de las exquisiteces que nos sirvieron aquella noche en las Bodegas Campos de la Plaza del Potro. En ésas, el muy tragaldabas, sigue.

María Rosa Vicente

Me sugiere Irazoki que dé noticias de María Rosa Vicente, la poeta "descubierta" -dice él- por Aramburu en su viaje a Don Benito. Y lo hago encantado. Más que nada porque su obra (casi) completa está reunida en un volumen de la colección de poesía de la Editora Regional de Extremadura: El libro de los bosques (1977-1997). Lleva un prólogo de Ángel Campos, con quien coincidió en Salamanca en sus años estudiantiles. Por cierto, Fernando, ella y yo tenemos la misma edad. La conocimos en Badajoz, en el 82. En unas circunstancias curiosas, al menos para el pardillo que uno era. Vive desde hace años en el Puerto de Santa María. Fue una escritora precoz: su primer libro es del 73. En el 77, fue accésit del Adonais. Lo mejor, con todo, es que no ha dejado de escribir. En 1999 publicó un libro precioso: Salvo el humo (Pre-Textos y ERE). Me consta que tiene otro inédito. Nos dará la sorpresa cualquier día.