3.12.05

Habilidad

Uno debería poder presumir de según qué habilidad cuando tiene plena conciencia de que la domina como un consumado maestro. He llegado al convencimiento de que hay una que tengo del todo controlada. Lo peor es que no he tenido que poner nada de mi parte para hacerme con ella. Vamos, que he nacido con esa destreza, lo que me produce mala conciencia.
No siempre puedo ponerla en práctica, eso sí. Depende, por ejemplo, de las condiciones meteorológicas (que me han sido muy adversas hasta hace poco). También de otros factores, como se podrá deducir. No le doy más vueltas: la técnica que domino a la perfección es la de pisar en las losetas mal fijadas al pavimento y, por tanto, salpicarme los zapatos y los pantalones (no he llegado a pasar de las rodillas, pero todo se andará) con el agua acumulada en su interior por culpa de la lluvia (o del riego intensivo).
Hoy he practicado en Plasencia, pero lo habitual es que lo haga en la calle Santa Eulalia de Mérida, una perfecta pista de entrenamiento.
Nadie sabe lo que me acuerdo de las pobres madres de algunos ediles.