16.9.05

De Badajoz a Obaba

Cada vez le cuesta más a uno bajar desde Plasencia hasta Badajoz y volver subir, como quien dice, al cabo de un rato. Ayer salí de aquí a las cinco y media y estaba de vuelta a las doce y media. Es verdad que hay viajes y viajes y éste ha sido de los más gratificantes.
La exposición Extremadura en sus páginas es una maravilla. Para verla y gustarla despacio y no como anoche, en tropel. Sí, porque gente había. Muchísima. Por lo que se suponía digno de verse y, para muchos, por lo que tenía de homenaje a Fernando Pérez, un nombre citado por todos los que intervinieron en el acto: el consejero Paco Muñoz, Juan Gil (el otro comisario de la muestra), Ibarra (que reconoció alto y claro la labor del que fuera director de la Editora Regional e hizo una cerrada defensa, a ese propósito, de los intelectuales (sic) que no temen trabajar en la cosa pública) y, cómo no, su hijo Fernando, que leyó un texto que su padre llegó a preparar para la ocasión.
También estaban, junto a las autoridades, su familia (Susi, Isidro, Celes, Isabel...) y dos personas claves en el proyecto: mi paisana Ana Jiménez del Moral y Julián Rodríguez. ¡Chapeau!
Visto lo visto, bien puede Fernando descansar tranquilo.
Queda ahora disfrutar del catálogo. Con calma. Hay mucho que ver y leer ahí.

Como el movimiento se demuestra andando, salimos ahora para Tolosa y San Sebastián. No por placer, aunque se intentará sacar partido al nuevo viaje relámpago. Y esto que digo, ay, no es pura retórica, maestro Hidalgo. Más que por lo rápido -de hoy para mañana-, uso la frase hecha por lo de las tormentas que se anuncian allí para esta noche. Ver llover (y más en San Sebastián) no es una mala excusa para recorrer unos cuantos kilómetros.