24.9.05

Conversaciones

Me contaba anoche Cecilia Alarcón, viuda de José Antonio Gabriel y Galán, con su dulce voz de siempre, cómo se enteró de la muerte de Fernando Pérez. Alguien estaba haciendo una fotocopia de un artículo de ABC. Se fijó en el título y comprobó, con sorpresa, que era sobre su amigo. Le pidió permiso para hacer una copia.
Se demoró luego en el relato de la relación amistosa y profesional con el director de la Editora. Su testimonio abunda en lo que algunos de sobra sabíamos.
Precisamente del autor de Descartes mentía me hablaba aquí atrás Antonio de Ahigal, en el despacho siempre abierto de Santiago Antón. Del puñado de tierra extremeña que se metió en el bolsillo en su último viaje a Extremadura. Fue en una cuneta de la A-5.

También hablé con Salvador Retana, el pintor, que acaba de regresar de Canadá. Ha hecho una escala en Nueva York, lo que le ha permitido elaborar un cuaderno sobre esa mítica ciudad de ciudades. Le ha llevado a ultramar su libro con Alberto Manguel. Presentaron allí su imponente Bestiario. Estoy deseando acercarme a su estudio de Jaraíz para que me cuente los detalles. Me hablaba desde su casa de la sierra de Gredos. Estaba allí solo. Él también pertenece a la especie de los solitarios.